Título: Los grandes enigmas de la guerra fría I
Presentación: Bernard Michal
Título original: Les grandes énigmes de la guerre froide (1966)
Colaboradores: Charles Baudinat,
Claude de Chabalier, Max Clos, Claude Couband, Jean Lanzi
Traducción: Jaime Jerez
Editor: Círculo de Amigos de
la Historia (Madrid)
Fecha
de edición: 1972
Descripción
física: 273, 6 p.: fotos; 12x18 cm.: piel
Serie: Los grandes enigmas
históricos de nuestro tiempo
Depósito legal: M. 27.269-1972
Estructura: ver contenido
Información
sobre impresión:
Esta obra ha sido confeccionada según maquetas originales de Jean Latour, el texto va compuesto en tipo Gill Sans fino del cuerpo 10 sobre papel Pluma Apresto
La obra ha sido terminada de imprimir el día 25 de abril de 1970 en Artes Gráficas, Mateu-Cromo, S.A. Pinto (Madrid)
Introducción:
En 1945 llega la paz. El 8 de mayo ha capitulado la nazi Alemania al final de una apocalíptica agonía; el Japón, mutilado y exangüe, abandonará la lucha el 2 de septiembre, después de Hiroshima y Nagasaki. La Segunda Guerra Mundial ha terminado, después de haber causado la muerte a decenas de millones de hombres, mujeres y niños.
Pero todavía no se habían apagado las luminarias de la victoria sobre Alemania, cuando ya aparecían las primeras divergencias entre los aliados de ayer, en especial a partir de la conferencia de Postdam. Los Occidentales no se mostraban dispuestos a reconocer la línea Oder-Neisse como frontera entre Alemania y Polonia; los Soviéticos, por su parte, negaban a sus aliados el derecho a controlar las elecciones rumanas y búlgaras.
Por entonces queda inventada una nueva expresión: Telón de Acero, para referirse a la pantalla aislante que, consecuencia del reparto decidido en Yalta, no tardaría en dividir Europa en dos bloques antagónicos.
Los aliados de ayer vuelven a sacar de sus panoplias las tácticas ideológicas olvidadas en los años de lucha común. Será el principio de una «Dróle de Paix» de dientes acerados (I): La guerra fría, que a veces toma el aspecto de coexistencia pacífica, pero sin que los dos grandes, América y la Unión Soviética, dejen de vigilarse como mastines de cortijo, en tanto mejoran su armamento atómico y no permiten que nadie penetre en sus respectivos cotos de caza.
*
En nuestra serie de «Los Grandes Enigmas de la Guerra Fría» presentaremos a nuestros lectores las colisiones, los enredos, alfilerazos, tragedias, dramas e intrigas de la difícil postguerra que ha seguido a la última contienda mundial. Pero la expresión Guerra Fría debe entenderse en un sentido amplio, es decir, como característica de un período histórico, de las recientes últimas décadas que nos ha tocado vivir.
*
Primera manzana de la discordia: Berlín, la arruinada capital del Tercer Reich. En 1948 los soviéticos bloquean la ciudad. La réplica de los occidentales no se hace esperar: el puente aéreo, que durante quince meses hará para Berlín las veces de pulmón de acero. Pero, ¿cómo, habiendo transcurrido escasamente tres años desde el final de la guerra, pudo llegarse a un estado tal de extrema tensión? Y por otra parte, ¿por qué los soviéticos se conformaron con un bloqueo al estilo de los antiguos asedios del medievo? Aquella confrontación traerá aparejada una consecuencia, al parecer irreversible: en nuestros días Berlín sigue cortado por gala en dos.
*
Klaus Fuchs, brillante científico inglés de origen alemán, es arrestado en 1949. A lo largo de ocho años Fuchs se dedicó a traicionar a los occidentales. Fue él quien entregó a los rusos la más preciada información relativa a la bomba atómica. ¿Qué motivo pudo llevarle hasta la traición? ¿Fue un impulso ideológico? ¿Fue por dinero?... ¿O por creer que al difundir la investigación atómica a todos los ámbitos del universo creía que aseguraba la paz? Al enfrentarse con el «caso Klaus Fuchs» el lector tiene ocasión de conocer todas las interioridades del espionaje atómico.
*
El día 6 de marzo de 1953 en los periódicos del mundo entero se leen los mismos enormes titulares: Stalin ha muerto. Versión oficial: un ataque de apoplejía. Pero pronto empiezan a circular rumores que hablan de complot, asesinato, riña y veneno. En la presente monografía recopilamos todas las versiones a que dio lugar la muerte del zar rojo. Pero en definitiva, ¡Stalin murió dos veces!
*
El 5 de noviembre de 1956 cunde la consternación y la inquietud en París y en Londres. Una nota oficial del mariscal Bulganin prevé como posible el envío de cohetes rusos contra las capitales francesa e inglesa. Por otra parte la actitud del presidente Eisenhower es terminante: «Si ustedes perseveran en sus planes —hace saber a los aliados occidentales— no cuenten con los Estados Unidos.» Aquello significa el fin de la expedición a Suez, el alto al fuego. Un alto al fuego que toma la forma de dramático fracaso para los ingleses y todavía más para los franceses. Sin embargo, la continuación de las operaciones nada más que veinticuatro horas, hubiera significado probablemente la definitiva caída de Nasser. ¿Qué ocurrió realmente entre Londres, París, Washington, Moscú y El Cairo? ¿Estaban los rusos dispuestos en verdad a desencadenar una guerra atómica para salvar a Nasser? ¿Qué buscaban los americanos al desautorizar y dejar en la estacada a sus aliados tradicionales? A partir de entonces queda abierto un expediente «Suez» preñado de consecuencias para el futuro de la humanidad.
*
Finalmente —será éste el enigma que encabece el presente volumen—: En la noche del 17 al 18 de noviembre de 1961 se estrella, muy cerca del Congo, en N’dola, Rhodesia del Norte, el avión a bordo del cual viajaba Hammarskjöld, Secretario general de la O.N.U. ¿Accidente? ¿Atentado?... Escenario del drama: el Africa negra; y como telón de fondo, las rivalidades tribales y los antagonismos que oponen a las grandes potencias. Los protagonistas: Tshombé, los mercenarios, los Balubas, los «cascos azules», los brujos, los diplomáticos...
*
Los acontecimientos que se relatan en estas primeras cinco monografías, sometidos a meticuloso análisis y autentificación, introducirán al lector en el mundo entre bastidores de la Historia de la Postguerra.
Bernard MICHAL
Presentación: Bernard Michal
Esta obra ha sido confeccionada según maquetas originales de Jean Latour, el texto va compuesto en tipo Gill Sans fino del cuerpo 10 sobre papel Pluma Apresto
La obra ha sido terminada de imprimir el día 25 de abril de 1970 en Artes Gráficas, Mateu-Cromo, S.A. Pinto (Madrid)
En 1945 llega la paz. El 8 de mayo ha capitulado la nazi Alemania al final de una apocalíptica agonía; el Japón, mutilado y exangüe, abandonará la lucha el 2 de septiembre, después de Hiroshima y Nagasaki. La Segunda Guerra Mundial ha terminado, después de haber causado la muerte a decenas de millones de hombres, mujeres y niños.
Pero todavía no se habían apagado las luminarias de la victoria sobre Alemania, cuando ya aparecían las primeras divergencias entre los aliados de ayer, en especial a partir de la conferencia de Postdam. Los Occidentales no se mostraban dispuestos a reconocer la línea Oder-Neisse como frontera entre Alemania y Polonia; los Soviéticos, por su parte, negaban a sus aliados el derecho a controlar las elecciones rumanas y búlgaras.
Por entonces queda inventada una nueva expresión: Telón de Acero, para referirse a la pantalla aislante que, consecuencia del reparto decidido en Yalta, no tardaría en dividir Europa en dos bloques antagónicos.
Los aliados de ayer vuelven a sacar de sus panoplias las tácticas ideológicas olvidadas en los años de lucha común. Será el principio de una «Dróle de Paix» de dientes acerados (I): La guerra fría, que a veces toma el aspecto de coexistencia pacífica, pero sin que los dos grandes, América y la Unión Soviética, dejen de vigilarse como mastines de cortijo, en tanto mejoran su armamento atómico y no permiten que nadie penetre en sus respectivos cotos de caza.
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En nuestra serie de «Los Grandes Enigmas de la Guerra Fría» presentaremos a nuestros lectores las colisiones, los enredos, alfilerazos, tragedias, dramas e intrigas de la difícil postguerra que ha seguido a la última contienda mundial. Pero la expresión Guerra Fría debe entenderse en un sentido amplio, es decir, como característica de un período histórico, de las recientes últimas décadas que nos ha tocado vivir.
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Primera manzana de la discordia: Berlín, la arruinada capital del Tercer Reich. En 1948 los soviéticos bloquean la ciudad. La réplica de los occidentales no se hace esperar: el puente aéreo, que durante quince meses hará para Berlín las veces de pulmón de acero. Pero, ¿cómo, habiendo transcurrido escasamente tres años desde el final de la guerra, pudo llegarse a un estado tal de extrema tensión? Y por otra parte, ¿por qué los soviéticos se conformaron con un bloqueo al estilo de los antiguos asedios del medievo? Aquella confrontación traerá aparejada una consecuencia, al parecer irreversible: en nuestros días Berlín sigue cortado por gala en dos.
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Klaus Fuchs, brillante científico inglés de origen alemán, es arrestado en 1949. A lo largo de ocho años Fuchs se dedicó a traicionar a los occidentales. Fue él quien entregó a los rusos la más preciada información relativa a la bomba atómica. ¿Qué motivo pudo llevarle hasta la traición? ¿Fue un impulso ideológico? ¿Fue por dinero?... ¿O por creer que al difundir la investigación atómica a todos los ámbitos del universo creía que aseguraba la paz? Al enfrentarse con el «caso Klaus Fuchs» el lector tiene ocasión de conocer todas las interioridades del espionaje atómico.
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El día 6 de marzo de 1953 en los periódicos del mundo entero se leen los mismos enormes titulares: Stalin ha muerto. Versión oficial: un ataque de apoplejía. Pero pronto empiezan a circular rumores que hablan de complot, asesinato, riña y veneno. En la presente monografía recopilamos todas las versiones a que dio lugar la muerte del zar rojo. Pero en definitiva, ¡Stalin murió dos veces!
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El 5 de noviembre de 1956 cunde la consternación y la inquietud en París y en Londres. Una nota oficial del mariscal Bulganin prevé como posible el envío de cohetes rusos contra las capitales francesa e inglesa. Por otra parte la actitud del presidente Eisenhower es terminante: «Si ustedes perseveran en sus planes —hace saber a los aliados occidentales— no cuenten con los Estados Unidos.» Aquello significa el fin de la expedición a Suez, el alto al fuego. Un alto al fuego que toma la forma de dramático fracaso para los ingleses y todavía más para los franceses. Sin embargo, la continuación de las operaciones nada más que veinticuatro horas, hubiera significado probablemente la definitiva caída de Nasser. ¿Qué ocurrió realmente entre Londres, París, Washington, Moscú y El Cairo? ¿Estaban los rusos dispuestos en verdad a desencadenar una guerra atómica para salvar a Nasser? ¿Qué buscaban los americanos al desautorizar y dejar en la estacada a sus aliados tradicionales? A partir de entonces queda abierto un expediente «Suez» preñado de consecuencias para el futuro de la humanidad.
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Finalmente —será éste el enigma que encabece el presente volumen—: En la noche del 17 al 18 de noviembre de 1961 se estrella, muy cerca del Congo, en N’dola, Rhodesia del Norte, el avión a bordo del cual viajaba Hammarskjöld, Secretario general de la O.N.U. ¿Accidente? ¿Atentado?... Escenario del drama: el Africa negra; y como telón de fondo, las rivalidades tribales y los antagonismos que oponen a las grandes potencias. Los protagonistas: Tshombé, los mercenarios, los Balubas, los «cascos azules», los brujos, los diplomáticos...
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Los acontecimientos que se relatan en estas primeras cinco monografías, sometidos a meticuloso análisis y autentificación, introducirán al lector en el mundo entre bastidores de la Historia de la Postguerra.
Bernard MICHAL
(I) Como contraposición a la «Drôle de Guerre», la Guerra Absurda, expresión con que los comentaristas y el público franceses se refirieron a los meses de inmovilismo que en 1939-1940 siguieron a la breve campana de Polonia.
Introducción / Bernard Michal
La tenebrosa muerte africana de Mister «H» / Max Clos
Berlín: jaque al bloqueo / Claude de Chabalier
El hombre que entregó a los rusos la bomba A / Charles Baudinat
¡Stalin murió dos veces! / Claude Couband
El chasco de Suez o los secretos de un alto el fuego / Jean Lanzi
Bibliografía
Índice
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