viernes, 23 de mayo de 2025

Película: DURO DE MATAR [DIE HARD] (1988)


País de origen:
Estados Unidos
Director: John McTiernan
Guion: Jeb Stuart y Steven E. de Souza; Roderick Thorp (novela original)
Intérpretes: Bruce Willis (John McClane), Alan Rickman (Hans Gruber), Bonnie Bedelia (Holly Gennaro McClane), Reginald VelJohnson (Sgto. Al Powell), Paul Gleason (Dwayne T. Robinson), De'voreaux White (Argyle), William Atherton (Thornburg), Hart Bochner (Ellis), James Shigeta (Takagi), Alexander Godunov (Karl), Robert Davi (Big Johnson), Grand L. Bush (Little Johnson)

Frase de cubierta:
¡40 PISOS DE PURA AVENTURA!

Sinopsis:
En lo más alto de un rascacielos, una banda de terroristas se apoderó del edificio, tomó rehenes y declaró la guerra. Un hombre logró escapar... Era el único que podía salvar a los rehenes.
 
MI COMENTARIO:
No suele clasificarse como una película de espionaje, pero Duro de matar está llena de elementos del género: toma de rehenes por terroristas (que luego se revelan como ladrones sofisticados, como trágicamente descubre el señor Takagi), el uso de consignas revolucionarias y la mención de grupos subversivos (¡el “Asian Dawn Movement”!), el descifrado de claves de seguridad, la ostentosa y fracasada intervención del FBI y la participación de John McClane como agente infiltrado (involuntario) en el Nakatomi Plaza con la misión (autoimpuesta) de neutralizar a los secuestradores y rescatar a su esposa y los demás. Es menos obvio que el sargento Powell trabaja de informante de McClane en el exterior del edificio.
Lo que más me gusta es la deconstrucción del fenómeno terrorista de los ’70 y ’80. Como cuando en televisión se presenta de un “experto” en la materia:

Gail Wallens: Autor de “Rehén terrorista, terrorista rehén: Un estudio sobre la dualidad”. Dr. Hasseldorf, ¿qué podemos esperar en las próximas horas?
Dr. Hasseldorf: Bueno, Gail, para este momento los rehenes deberían estar pasando por las primeras etapas del Síndrome de Helsinki.
Harvey Johnson: Como en Helsinki, Suecia.
Dr. Hasseldorf: Finlandia.

Pero lo mejor viene cuando Hans Gruber, después de sus discursos políticos, manifiesta su verdadero interés: “Cuando aterricen, volaremos el techo, pasarán un mes revisando los escombros, y cuando descubran qué salió mal, nosotros estaremos sentados en una playa, ganando el veinte por ciento”. Una empañada revelación de Hollywood del verdadero motor del terrorismo de las dos décadas precedentes.

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