Autor: Ewen
Montagu (1901-1985)
Título original: The man who never was (1953)
Traducción: M.C.
Editor: Emecé Editores (Buenos
Aires)
Fecha de edición: 1956-09-28
Descripción física: 165 p.;
13x19 cm.: solapas
Serie: Episodios
de guerra
Estructura: [s.d.]
Información sobre
impresión:
[s.d.]
Información de
solapas:
En todos los tiempos,
la astucia ha significado un recurso decisivo en el arte de la guerra. La
emplean el salvaje emboscado en la selva, y nuestro hombre occidental
supercivilizado. Aparte la diferencia de los medios disponibles, para el uno
como para el otro se trata de atraer al enemigo a la celada fatal o,
inversamente, desviar sus pasos por pistas falsas que le llevan igualmente a la
derrota.
De ahí que los
conductores de la segunda guerra mundial, a pesar de contar con todos los
elementos técnicos y científicos de este siglo, hayan atribuido la mayor
importancia al perfeccionamiento incesante de los servicios secretos, apoyados
esencialmente en los ardides más imprevistos.
De las muchas y
sutilísimas estratagemas puestas en práctica durante la contienda, algunas
pueden ser calificadas de geniales. Y entre ellas ha de incluirse, sin duda, la
que se relata en este libro.
Su protagonista es un
súbdito británico que hoy yace en el cementerio de Huelva, en España. Murió,
solitario, en la brumosa campiña inglesa, hacia fines de 1942. Y antes de
expirar no habría podido imaginar nunca que sus restos hallarían sepultura
definitiva bajo el ardiente sol de la tierra ibérica, previos solemnes
funerales militares. Tampoco pudo sospechar que, después de muerto, prestaría a
la causa de sus connacionales un servicio que salvaría miles de vidas
británicas y norteamericanas.
La historia de El hombre
que no existió relata el increíble y, sin
embargo, auténtico caso conocido bajo el nombre de “Operación Picadillo”.
Trátase, en efecto,
de una brillante maniobra del Servicio de Inteligencia británico, que
desorientó por completo al alto mando alemán y aseguró el éxito del desembarco
aliado en Sicilia. Hitler se formó un cuadro completamente equivocado acerca de
la verdadera situación militar, y el mariscal Rommel fue enviado a una zona que
nada tenía que ver con el punto elegido por los Aliados para hacer pie en el
Continente.
Todo esto nos lo
cuenta con agilidad y detalle el autor de la estratagema, Ewen Montagu. Pero
¿quién es Montagu? Nació en 1901. A los 13 años medía más de 1.80 mts. y era
alumno de la Westminster School, de donde salió consagrado como instructor en
seis tipos de armas automáticas. De allí fue a parar —contaba apenas 17 años— a
una base aeronaval norteamericana. Pasó luego a la Universidad de Harvard y al
Trinity College de Cambridge. Después se casa y ejerce la abogacía. Entre los
diversos deportes que practicó eligió el de navegar, por lo que no llama la
atención que al estallar la segunda guerra mundial se incorporara como oficial
provisional a la dotación del crucero británico King Alfred. En seguida entra
por un año en el “comando Humber” del espionaje británico, para servir luego a
la División de Inteligencia del Almirantazgo, donde habría de permanecer hasta
la terminación de la guerra. Nos hallamos pues en presencia de un hombre de
acción que sabe muy bien lo que dice y que, además, sabe cómo decirlo.
ADAPTACIÓN AL CINE:
Ronald Neame dirigió The Man Who Never Was en 1956;
actuaron Clifton Webb (Lt. Cmdr. Ewen Montagu), Gloria Grahame (Lucy Sherwood),
Robert Flemyng (Lt. George Acres), Josephine Griffin (Pam), Stephen Boyd
(Patrick O‘Reilly), Laurence Naismith (Adm. Cross) y Geoffrey Keen (Gen. Nye). En España se
conoció como El hombre que nunca existió.
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