Autor: Len Deighton (1929-)
Título original: XPD (1981)
Traducción: Lorenzo Cortina
Cubierta: Carroll & Dempsey (diseño); Andy Seymour (foto en color)
Editor: Plaza & Janés Editores (Barcelona)
Edición: 1ª ed.
Fecha de edición: 1981-12
Descripción física: 380, 1 p.; 16x23,5 cm.: cartoné
ISBN: 978-84-01-37106-6 (84-01-37106-6)
ISBN: 978-84-01-37106-6 (84-01-37106-6)
Depósito legal: B. 36.831-1981
Estructura: 49 capítulos
Información sobre impresión:
Este libro se imprimió en los talleres de Gráficas Guada, S.A.
Estructura: 49 capítulos
Información sobre impresión:
Este libro se imprimió en los talleres de Gráficas Guada, S.A.
Virgen de Guadalupe, 33
Esplugues de Llobregat.
Barcelona
Información de contracubierta:
En la mañana del 11 de junio de 1940, Winston Churchill, Primer Ministro de Gran Bretaña, despegó en un avión particular de una pequeña ciudad del centro de Francia. Su destino: un aeródromo desierto situado en la frontera belga. Su misión: una misteriosa reunión con el presunto conquistador de Europa, Adolf Hitler. Durante los posteriores cuarenta años a la celebración de esta reunión, ha sido el secreto británico más celosamente guardado. Un secreto tan peligroso aún para la seguridad del reino, que, cualquiera que se entere del mismo, debe morir. Y en su expediente se hallan estampadas las siglas XPD, que equivalen a “Expediente de defunción”. Tras situar la acción en el verano de 1979, la brillante obra maestra de intriga y suspense de Len Deighton conduce al lector desde las mansiones de Beverly Hills a las calles más escondidas de King’s Cross; desde el lago de Ginebra, al mar Báltico, hasta que la narración alcanza un inesperado clímax en el despacho del Führer, bajo la sombra del águila nazi. Len Deighton es un maestro de la intriga. Nadie ha logrado explorar con mayor profundidad el mundo de la conspiración, de la traición y el engaño. Con su hábil mezcla de realidad y ficción, muy a lo Forsyth, en una complicada trama de misterio y sorpresas, XPD constituye un ejemplo supremo de su arte.
MI COMENTARIO:
Cuando quieras leer esta novela, no cometas el error que cometí yo, esperando una trama espectacular, diálogos brillantes y personajes más grandes que la vida. Deighton marca un tono muy distinto desde el primer capítulo, donde el jefe del M16 aparece frente a Margaret Tatcher preocupado por la prohibición de fumar en reuniones oficiales, rememorando a anteriores primeros ministros con sus oficinas llenas de humo. Esta opción de Deighton por exponer las limitaciones, deseos y soluciones de cada uno de los numerosos individuos que van apareciendo en la novela, se va reafirmando en cada uno de sus capítulos. Vamos conociendo los problemas conyugales de Boyd Stuart (el espía protagonista), los recuerdos de los exsoldados que constantemente los retrotraen a sus vivencias en la Segunda Guerra Mundial, las peripecias de un expolicía suizo que termina llevándose la mejor tajada de esta historia, los gustos botánicos de Sir Sydney Ryden (el jefe del M16)... y así hasta completar una verdadera “comedia humana”, entre pintoresca y patética. Así, el Gran Juego del espionaje y la intriga política demuestra estar sustentado por gente común, que simplemente hace la diferencia gracias a sus obsesiones personales.
Una novela muy masculina (si bien las mujeres participan de distintas formas, el foco de la narración está puesto en el interior y en las acciones de los protagonistas masculinos), alcanza su clímax al final, donde Stuart aparece como lo que es, un asesino profesional que cumple su deber. Es la esencia del Gran Juego: no importa cuanto intervenga el azar o el vaivén político, el mundo de lo secreto debe arreglar sus cuentas antes que sus derivaciones alcancen la superficie de lo público.
Información de contracubierta:
En la mañana del 11 de junio de 1940, Winston Churchill, Primer Ministro de Gran Bretaña, despegó en un avión particular de una pequeña ciudad del centro de Francia. Su destino: un aeródromo desierto situado en la frontera belga. Su misión: una misteriosa reunión con el presunto conquistador de Europa, Adolf Hitler. Durante los posteriores cuarenta años a la celebración de esta reunión, ha sido el secreto británico más celosamente guardado. Un secreto tan peligroso aún para la seguridad del reino, que, cualquiera que se entere del mismo, debe morir. Y en su expediente se hallan estampadas las siglas XPD, que equivalen a “Expediente de defunción”. Tras situar la acción en el verano de 1979, la brillante obra maestra de intriga y suspense de Len Deighton conduce al lector desde las mansiones de Beverly Hills a las calles más escondidas de King’s Cross; desde el lago de Ginebra, al mar Báltico, hasta que la narración alcanza un inesperado clímax en el despacho del Führer, bajo la sombra del águila nazi. Len Deighton es un maestro de la intriga. Nadie ha logrado explorar con mayor profundidad el mundo de la conspiración, de la traición y el engaño. Con su hábil mezcla de realidad y ficción, muy a lo Forsyth, en una complicada trama de misterio y sorpresas, XPD constituye un ejemplo supremo de su arte.
MI COMENTARIO:
Cuando quieras leer esta novela, no cometas el error que cometí yo, esperando una trama espectacular, diálogos brillantes y personajes más grandes que la vida. Deighton marca un tono muy distinto desde el primer capítulo, donde el jefe del M16 aparece frente a Margaret Tatcher preocupado por la prohibición de fumar en reuniones oficiales, rememorando a anteriores primeros ministros con sus oficinas llenas de humo. Esta opción de Deighton por exponer las limitaciones, deseos y soluciones de cada uno de los numerosos individuos que van apareciendo en la novela, se va reafirmando en cada uno de sus capítulos. Vamos conociendo los problemas conyugales de Boyd Stuart (el espía protagonista), los recuerdos de los exsoldados que constantemente los retrotraen a sus vivencias en la Segunda Guerra Mundial, las peripecias de un expolicía suizo que termina llevándose la mejor tajada de esta historia, los gustos botánicos de Sir Sydney Ryden (el jefe del M16)... y así hasta completar una verdadera “comedia humana”, entre pintoresca y patética. Así, el Gran Juego del espionaje y la intriga política demuestra estar sustentado por gente común, que simplemente hace la diferencia gracias a sus obsesiones personales.
Una novela muy masculina (si bien las mujeres participan de distintas formas, el foco de la narración está puesto en el interior y en las acciones de los protagonistas masculinos), alcanza su clímax al final, donde Stuart aparece como lo que es, un asesino profesional que cumple su deber. Es la esencia del Gran Juego: no importa cuanto intervenga el azar o el vaivén político, el mundo de lo secreto debe arreglar sus cuentas antes que sus derivaciones alcancen la superficie de lo público.
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