viernes, 2 de septiembre de 2022

EL ASEDIO, de Edwin Corley (Bruguera, 2ª ed.)

Título:
El asedio
Autor: Edwin Corley (1931-1981)
Título original: Siege (1969)
Traducción: Baldomero Porta
Cubierta: Salmer
Editor: Editorial Bruguera (Barcelona)
Edición: 2ª ed.
Fecha de edición: 1974-07
Edición anterior: 1ª ed. (1974-03)
Descripción física: 381 p.; 10,5x17,5 cm.
Serie: Libro amigo #239
ISBN: 978-84-02-03579-0 (84-02-03579-5)
Depósito legal: B. 26.468-1974
Estructura: 35 capítulos
Información sobre impresión:
Impreso en los Talleres Gráficos de
EDITORIAL BRUGUERA, S.A.
Mora la Nueva, 2 - Barcelona - 1974
 
Información de contracubierta:
A las tres y doce minutos de un determinado día, un ejército clandestino de militares de color vuela los puentes que unen la isla de Manhattan con el continente americano. Nueva York queda aislada completamente del resto del mundo, sometida a un asedio implacable, que los Estados Unidos, con todo su poder, es incapaz de forzar.
Relato fantástico, EL ASEDIO posee, por otra parte, tal verosimilitud e imponente poder persuasivo, que el lector tiene la impresión de seguir la noticia ante la pantalla de un televisor o en la primera página de un periódico.
No en valde, se trata de un auténtico éxito editorial que ha causado un terrible impacto en los Estados Unidos y en todos los países donde se ha editado esta novela.
 
MI COMENTARIO:
El mayor general Stanley Shawcross, de raza negra, es convencido por William Gray (un líder extremista que busca la liberación negra en Norteamérica) de encabezar y organizar una guerrilla afroamericana para tomar la isla de Manhattan, lo que le permitirá presionar y negociar con el gobierno norteamericano la creación de la república de Redención, utilizando para ello el territorio del estado de Nueva Jersey, donde se concentrará la población negra de Estados Unidos. Los conspiradores establecen un campamento secreto de entrenamiento en Texas, desde el cual envían a cientos de rebeldes a infiltrarse en los trabajos y servicios de la ciudad de Nueva York. Esta conspiración tiene el apoyo del estado africano de Njala y de otros patrocinadores extranjeros de identidad desconocida; su embajador en Estados Unidos, Stephen Harumba, es el encargado de sondear la situación y brindar la ayuda (sobre todo armamentística) que necesitan. Si bien el FBI y la CIA tiene conocimiento de la existencia de este movimiento clandestino, reaccionan tarde para evitarlo; a esto se suma un presidente timorato que cree que el gobierno federal debe tener la menor influencia posible en los problemas de cada estado de la Unión. Llegado el día acordado, Manhattan es asaltada y tomada, provocándose en los días siguientes un gran número de muertos. Más que las fuerzas gubernamentales, los verdaderos responsables de la contraofensiva son distintos grupos de ciudadanos y militares que reaccionan reconquistando el territorio ocupado. Los que terminan con Gray y Shawcross terminan siendo negros que pactaron con el presidente mejoras para la minoría afroamericana.
La novela de Corley fue una de las primeras que explotó el clima de revuelta racial que sintió EE.UU. en la segunda mitad de los años ’60. Aparecen los disturbios de Watts y el asesinato de Malcom X de 1965, los que en cierta manera acercan a Shawcross a la causa separatista. El impulso final lo brinda el asesinato de su esposa e hijos en manos supuestamente de supremacistas blancos. Cerca del final, descubre que esta tragedia, en realidad, fue planeada por Gray para forzar su incorporación a la conspiración. El asedio está muy bien escrita, sobre todo a la hora de mostrar a individuos y corporaciones condicionados por sus propias limitaciones. Sostiene la tesis que las rebeliones terminan devorándose a sí mismas, más por sus propias internas y contradicciones que por la acción decidida de los poderes de turno. Un libro interesante para quien quiera remontarse a 1969, el aciago año de su publicación original.

2 comentarios :

Ispa dijo...

Siempre aportando. Espero que nunca nos faltes.

Admin de "Novelas españolas de espionaje".

Johny Malone dijo...

No nos faltemos mutuamente, saludos.