viernes, 16 de febrero de 2024

LA VIOLACION DEL TIEMPO, de Hank Janson (Edhasa)

Título:
La violación del tiempo
Autor: Hank Janson (seud. de Stephen Frances, 1917-1989)
Título original: One against time (1955)
Traducción: Eduardo Salades
Editor: Edhasa (Barcelona)
Fecha de edición: 1955-07
Descripción física: 257, 2 p.; 11x17 cm.
Serie: Colección Nebulae #7
Estructura: [nota sobre la colección], prólogo, 32 capítulos
Información sobre impresión:
Este libro se acabó de imprimir en la ciudad de Barcelona, en los Talleres de la Imprenta Moderna en el mes de julio del año 1955
 
Información de contracubierta:
Colección NEBULAE
de obras de Fantasía Científica, dirigida por Miguel Masriera, Dr. Ing.
Esta Colección dará a conocer al público de lengua hispánico, las mejores obras de la literatura actual de Ciencia Fantástica.
La novela futurista en el mundo de hoy, tiene que ser necesariamente científica. Pero la ciencia pierde aquí su carácter árido y adquiere bien sazonada literariamente; un interés palpitante, pues nos hace entrever el alucinante porvenir que nos espera.
Por esto, este género literario —que los anglosajones llaman «Science Fiction»— ha logrado interesar tanto al público, que está desplazando poco a poco a la novela policíaca, y por esto nos complacemos en ofrecer hoy a nuestros lectores las mejores obras de los mejores autores que lo cultivan.
 
Información de la página 3:
COLECCIÓN NEBULAE DE CIENCIA Y FANTASÍA
Bajo la dirección de Miguel Masriera, Dr. Ing.
Esta colección tiene por objeto poner al alcance del público de habla castellana las mejores obras de los autores de este género literario que los pueblos anglosajones conocen con el nombre de “Science Fiction”, o sea la novela futurista, naturalmente impregnada de fantasías científicas. Antes de que el nombre fuese inventado en 1926, por el americano Hugo Gernsback, contaba ya con muchos precedentes literarios como las conocidas obras de Julio Verne y Wells y las, quizás menos populares, de Edgar Poe, Aldous Huxley y muchos más.
En todo el mundo, desde que ha empezado la Era Atómica, se ha despertado tanto la afición por esta clase de novelas que, en algunos países, puede decirse que en poco tiempo han ido desplazando al llamado género policíaco. Esto se explica por varios motivos. En primer lugar, estas novelas son una ventana abierta hacia el porvenir, este porvenir que hoy tan incierto nos parece y del que, en realidad, sólo sabemos que, por virtud de los enormes adelantos de la Ciencia, será muy distinto de nuestro presente. En segundo lugar, en estos últimos tiempos no tan sólo ha aumentado la cantidad de novelas de esta clase, sino también su calidad y los más prestigiosos autores literarios, así como varios científicos y filósofos notables, no han desdeñado el cultivar este género, dándonos en él verdaderas obras maestras.
Hacemos norma de esta colección el escoger entre estas últimas las mejores publicadas en el extranjero para servirlas a nuestro público en pulcra versión castellana, así como el dar también a conocer aquellas escritas por autores españoles o hispanoamericanos dignas de ser publicadas.
COLECCION NEBULAE pretende, pues, ante todo, presentar obras de verdadero valor literario y de contenido científico serio. En ella se albergará para solaz de todos (tanto del lector que busca una mera distracción como del exigente literato o científico) la fantasía y la imaginación, pero controladas por el buen gusto y la verosimilitud científica. Así creemos servir al noble lema que debe inspirar esta clase de lecturas y que ya de antaño reza: "Instruir deleitando".
 
Información de la página 7:
PROLOGO
por Miguel Masriera
LA VIOLACION DEL TIEMPO (que en inglés lleva el título «One against Time») es una novela futurista muy distinta de todas las que hasta ahora han aparecido en COLECCION NEBULAE. Su autor, Hank Janson, es una personalidad, si se quiere, desconcertante, pero tan destacada en este género literario que cuenta en el mundo anglo-sajón con una bien cimentada fama que le ha proporcionado un número extraordinario de lectores. Y es que, en realidad, Hank Janson no se parece a nadie, es un escritor de un estilo personalísimo que destaca por su viveza, su realismo, su fantasía desbordante y su original, y a veces, como en este libro, profunda manera de ver las cosas. Es también un hombre audaz, extraordinariamente osado, que se ha atrevido a abordar temas con los que muchos no se hubieran atrevido a enfrentarse. Buena prueba de ello es el origen de esta novela. La que la precedió, «El asesino invisible», fue —¡en un país tan libre en estas cuestiones como Inglaterra!— por orden judicial recogida por Scotland Yard, lo que ocasionó uno de los mayores escándalos en el ambiente editorial del Reino Unido. Mientras la acción legal continuaba, el público pedía insistentemente más obras de Hank Janson, por lo que éste, a ruego de sus editores, se decidió a escribir otra novela, que es la que hoy presentamos a nuestros lectores en versión castellana.
Pero Hank Janson no podía dejar de ser osado y, aunque afortunadamente en otro sentido, también lo es en esta obra. Tiene ella, a mi modo de ver, una rara cualidad y es que, sin dejar de ser amena e interesante al extremo, lo que basta para que sea del agrado de la mayoría del público aficionado a esta clase de novelas, tiene, al mismo tiempo, un sentido filosófico muy profundo, pues el problema que en ella se plantea es nada menos que la relación de causa a efecto a través del tiempo, es decir, uno de los problemas básicos —por no decir el que quizá lo es más— que se plantea la filosofía, pues en él están involucrados los de la predestinación, la fatalidad y el libre albedrío.
Para muchos la novela futurista, como fantasía científica, se ocupa tan sólo de viajes interplanetarios e interestelares, pero aunque la inmediata perspectiva de su realización es natural que atraiga a los autores y que la mayoría de obras se ocupen de lo que sucederá cuando el hombre logre salir de los límites de nuestro planeta, hay también otros temas con los que puede jugar la imaginación y a los que brindan apoyo los acelerados progresos de la ciencia y de la técnica. Sin hablar del ya muy usado tema de la energía atómica, sobre el que quizá se ha fantaseado ya en demasía, hay otros que también se prestan muy bien a dejar volar las alas de la imaginación. Uno de ellos es la posibilidad —hemos de confesar que remotísima— de que el hombre pueda influir en el curso del tiempo.
Este tema está —por la trascendencia filosófica que apuntábamos antes— erizado de dificultades y por esto, desde que Wells podemos decir que lo inició con su célebre «Máquina del tiempo», pocos han osado tocarla, y ninguno, que yo sepa, con tanto acierto como Hank Janson en este libro. Supongamos que —como sucede en él— se encontrase la manera de enviar un ser humano a vivir, aunque sólo fuese durante un corto lapso de tiempo, en épocas pretéritas de la historia. Las acciones que este hombre pudiese llevar a cabo, por la obligada concatenación de causa y efecto, tendrían influencia en la actualidad, alterarían el presente y el futuro. Se nos dirá que la hipótesis es descabellada, pero lo que importa no es esto (a los autores de novelas fantásticas hemos de darles forzosamente un amplio y a veces inverosímil margen de acción); lo que importa son los difíciles problemas que esto plantea y el acierto consiste en saberlos resolver con acierto y gracia. Esto es lo que hace el autor de este libro: un hombre ha vuelto al pasado; los hombres de su época temen que altere la historia y están dispuestos a todo, incluso a matarlo, para evitar que actúe. Pero el hombre, a pesar de todo, ha logrado obrar y actuar de una manera trascendente y la original y feliz tesis de la obra es que la consternación que esto produce es infundada; lo que ha sucedido es lo que debía suceder y lo malo, o mejor dicho lo imposible, hubiera sido que aquel hombre no hubiese actuado. Lea el lector entre líneas que la Providencia había contado ya con que los hombres descubrirían esta «máquina del tiempo» que permitiría retrotraerles al pasado y que por peregrinos que parezcan los descubrimientos de la ciencia están siempre previstos por la Divina Inteligencia, son un instrumento de la Providencia y tendrá una interpretación de la predestinación y del libre albedrío seguramente mucho más ortodoxa de lo que su propio autor habrá creído.
 
MI COMENTARIO:
Todavía no tengo una idea general sobre la relación de los géneros de espionaje y ciencia ficción. Por ahora, intento identificar historias del segundo que entren en las temáticas habituales del primero. La violación del tiempo entra en una categoría específica de la ficción de espionaje: la del “agente presidencial”. Este subgénero trata de agentes, profesionales o no, que trabajan directamente para la máxima autoridad ejecutiva de un país (rey, presidente, primer ministro, secretario general del partido único, etc.). Sólo que en este caso dicha autoridad es el presidente del planeta Tierra en algún momento del futuro. La misión del agente es volver al siglo XX y rastrear a un individuo que tiene un cerebro implantado al suyo propio y que puede perjudicar con sus actividades al mundo “perfecto” del mañana. Al final queda claro que cualquier manipulación del tiempo no modifica a los que dominen el tiempo con tecnología de avanzada. El tono de la novela es desesperanzador: quien intente alterar el curso de la historia lo hará en vano. Lo más memorable es el pozo de horror en el que va cayendo el protagonista “doble cerebro”: mientras absorbe el conocimiento humano a través de sus lecturas y la telepatía, su situación emocional se desmorona. Sobre todo choca con varias mujeres que intentan manipularlo, incluso bajo las órdenes del agente venido del futuro; se produce una verdadera “licuación de género” en él. Hay algo de Philip Dick en la creciente paranoia que invade la narración. La moraleja es que debemos resignarnos a considerar como lo mejor todo lo peor que nos impongan los gobernantes de hoy y de mañana.
 
NOTA:
La información que hay en la web (sobre todo en Google Books) indica que esta novela fue publicada primero en español en esta edición de Edhasa. La editorial británica Alexander Moring la publicó en inglés en diciembre de 1955. Esto puede deberse a que el autor Stephen Frances, en esa época, estaba radicado en España.

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