viernes, 1 de marzo de 2024

EL CASTILLO DE LOS CARPATOS, de Julio Verne (Alba, ebook)

Título:
El castillo de los Cárpatos
Autor: Julio Verne (1828-1905)
Título original: Le château des Carpathes (1892)
Traducción: Elena Bernardo Gil
Cubierta: detalle de El castillo de los Cárpatos de L. Benett, de la primera edición de 1892 (il.); Pepe Moll de Alba (diseño)
Editor: Alba Editorial (Barcelona)
Fecha de edición: 2017-04
Descripción digital: 1 ePub
Serie: Alba clásica
ISBN: 978-84-9065-318-0
Depósito legal: B. 9.946-11
Estructura: nota al texto, 18 capítulos, notas, créditos
Fragmento en Amazon.es
 
Información en línea:
«No ha habido mejor narrador de historias que Jules Verne.» (Arthur C. Clarke)

«Ésta no es una historia fantástica, sino tan sólo novelesca. [...] Aunque a día de hoy nuestro relato no sea verosímil, quizá llegue a serlo mañana gracias a los recursos científicos del futuro, y llegado ese momento a nadie se le ocurrirá situarlo en el ámbito de la leyenda.» Estas palabras típicamente vernianas introducen El castillo de los Cárpatos (1892), tal vez una de las obras menos conocidas del autor, en donde prefigura, según algunos, la invención del holograma y la televisión, y en donde crea, según otros, la primera novela de zombis. En las profundidades de Transilvania, en una comunidad aislada y supersticiosa, la inesperada aparición de humo en la torre de un castillo abandonado sugiere una presencia diabólica. Un valiente guardabosques y un médico algo cobarde se aventuran a explorar el castillo y son rechazados por fuerzas extrañas y pavorosas. Por su parte, un joven conde valaco que ha perdido a su amada, la célebre cantante Stilla, que murió en el escenario, cree oír su voz en las inmediaciones del recinto. Verne combina en esta curiosísima novela el racionalismo, el humor sardónico y la crítica de la superstición y la leyenda con una paradójica, casi surrealista exaltación del amour fou.
 
Jules Verne
Nació en Nantes en 1828. Estudió y se doctoró en Derecho en París, siguiendo los deseos de su padre, pero cuando decidió dedicarse a las letras éste dejó de mantenerlo. Con la ayuda de los Dumas, padre e hijo, obtiene un empleo en el Théâtre-Lyrique de París y consigue estrenar en 1850 una comedia, Les pailles rompues. En 1851 empieza a publicar relatos en la revista Le musée des familles. En 1857 se convierte en agente de bolsa y empieza a viajar por Inglaterra, Escocia, Noruega y Escandinavia. En 1862 propone al editor Pierre-Jules Hetzel su novela Cinco semanas en globo, que se publica al año siguiente con un éxito extraordinario, y se liga a él con un contrato para escribir novelas y cuentos para el Magasin d’éducation et de récréation durante veinte años. Ahí inicia su serie de Viajes extraordinarios, que llegaría a ocupar sesenta y cuatro volúmenes. Nuevos viajes por Europa, África y América del Norte le servirían de inspiración. Viaje al centro de la Tierra (1864), De la Tierra a la Luna (1865), Los hijos del capitán Grant (1868), Veinte mil leguas de viaje submarino (1870), La vuelta al mundo en ochenta días (1873), La isla misteriosa (1874-1875), Michel Strogoff (1876) o Las tribulaciones de un chino en China (1879) son algunas de sus más célebres novelas, que cautivaron a los lectores y entraron a formar parte del imaginario universal de los siglos XIX y XX. Padre de la ciencia ficción, su interés por la tecnología y sus posibilidades es visible en El castillo de los Cárpatos (1892; ALBA CLÁSICA núm. CXVIII). Verne murió en Amiens en 1905.
Fuente web: Página de Alba Editorial
 
MI COMENTARIO:
En las montañas de Retezat, en los Cárpatos de Transilvania, cerca de la frontera con Valaquia, el pastor Frik observa el castillo abandonado del barón Rodolfo von Gortz. Conoce a un viajante de comercio judío que le vende un largavistas, toda una novedad para Frik. Con éste, ve una columna de humo sobre la torre del castillo. Se lo cuenta a los vecinos de la aldea de Werst: el juez Koltz (primera autoridad del lugar), su hija Miriota, su novio el guardabosques Nic Deck, el maestro Hermod y el “médico” Patak (en realidad un ex enfermero informal). Lo hace en la “posada del Rey Matías”, propiedad del judío Jonás. Deck decide comprobar que todo va bien, pero sólo el doctor Patak se anima a acompañarlo. Entonces suena en la posada una voz misteriosa, cuyo origen se desconoce, que predice un desastre para Deck cuando visite el castillo. Él y Patak van allí al día siguiente de todos modos. Debido a la larga subida, tienen que pasar la noche al aire libre, y les atormentan extraños fenómenos luminosos. Deck no queda impresionado e intenta entrar al castillo a la mañana siguiente a través de las cadenas del puente levadizo cerrado. Alguien lo golpea y cae. Los vecinos del pueblo, especialmente Miriota, quedan preocupados por la tardanza en volver de los dos. Tres aldeanos parten hacia el castillo y traen de regreso a Patak y Deck, a quien llevan en camilla. Poco después aparecen dos turistas: el conde Franz von Telek y su asistente el soldado Rotzko, provenientes de Craiova, uno de los principales principados de Rumania. Escuchan los acontecimientos de los últimos días; Von Telek se sorprende cuando descubre que el castillo pertenece al barón von Gortz. Lo había visto por última vez cinco años antes, durante la representación de una ópera en Nápoles. Ambos asistieron con entusiasmo a las representaciones de la cantante “La Stilla”, a quien adoraron con embeleso. Von Telek pide su mano en matrimonio, lo que La Stilla finalmente acepta por miedo a Von Gortz. En su concierto de despedida, La Stilla fallece en el escenario. El barón luego amenaza a Von Telek, culpándolo de la muerte de La Stilla, y desaparece del ámbito público; el conde regresa a su castillo. Después de prometer a los residentes de Werst que alertarían a la policía en la siguiente ciudad más grande, Von Telek y Rotzko abandonan el pueblo. Como el conde había oído recientemente la voz de La Stilla en la posada, elige un camino que pasa por el castillo. Cuando llegan, ven a la artista en el baluarte. Von Telek ahora está seguro que Von Gortz en encuentra allí y tiene prisionera a La Stilla. Sólo tiene un pensamiento: salvarla; sube al castillo y envía a Rotzko a buscar ayuda. Cuando llega a la puerta del castillo, la encuentra abierta, pero una vez que entra se cierra detrás de él. Deambula por un laberinto de pasillos y finalmente llega a una habitación donde le esperan comida y una cama. Aquí que encarcelado, pero luego logra escapar. Escucha a escondidas al Von Gortz y a su compañero, el inventor Orfanik, en la capilla del castillo. El barón y Orfanik llevan varios años viviendo en el castillo sin ser detectados. El inventor tendió una línea telefónica entre éste y la posada Werst, a través de la cual podían manipular información en dos direcciones: por un lado, escuchar lo que allí se hablaba, y por otro, enviar las misteriosas “voces” que tanto miedo generaron entre los pueblerinos. Orfanik también creó “apariciones fantasmales” en el castillo utilizando varios efectos físicos y químicos, manteniendo alejado al pueblo supersticioso. Ahora ambos planean volar el castillo y escapar de la policía, la que ha sido informada por Rotzko. Después de escuchar este plan, Von Telek deambula por el castillo y encuentra a von Gortz escuchando la voz grabada de La Stilla y mirando una proyección de su imagen. El barón huye, pero se encuentra con Rotzko, quien le dispara y golpea el proyector con la grabación de la actuación de la diva. Von Gortz entonces pierde la cabeza y provoca la explosión que destruye el castillo, matándolo. Von Telek sobrevive en una cavidad, donde es encontrado por Rotzko y Nick Deck. Poco después, Orfanik, que había huido, es detenido e interrogado por la policía. El conde está en coma y Rotzko lo lleva a su propio castillo. Rotzko recibe de Orfanik las grabaciones fonográficas restantes de las actuaciones de La Stilla y se las reproduce a Von Telek, que logra curarse. Nick Deck y Miriota se casan según lo planeado. A pesar del origen racional de las apariciones fantasmales en el castillo de los Cárpatos, la mayoría de los aldeanos sigue convencida de que el lugar está encantado.

El título, bajo una mirada actual, promete una historia vampírica anticipatoria de Drácula y sus sucesores (es gracioso cómo algunos intentan relacionar la novela de Stoker con ésta). No va por ese lado: sí aparecen en ella la obsesión por la belleza y el uso de la tecnología para conservarla más allá de la muerte. También sirve de antecedente a la novela ruritana, que crearía Anthony Hope con El prisionero de Zenda, compuesta de países y ciudades de Europa oriental, intrigas aristocráticas, choque entre inmovilismo y reforma... aunque difiere sustancialmente en que no presenta un clima de nostalgia por la inocencia perdida, sino que muestra al tradicionalismo como algo retrógrado, atrapado por las supersticiones. Lo importante aquí es que Verne se manifiesta como un visionario geopolítico, al delinear dos de los peligros que comenzaron a amenazar a Europa en la segunda mitad del siglo XIX. Uno es el clima opresivo, de miedo, que sofoca al pueblo común y corriente, y que se origina con la utilización de innovadores medios técnicos por parte del gobernante (en este caso, la reproducción de voces aterradoras con los aparatos creados por Orfanik). El otro es el espionaje tecnológico que realiza el barón por medio de un dispositivo que anticipa al teléfono y su uso para obtener información clandestina. Finalmente, llama la atención el castillo mismo, que funciona como el cuartel general del gobernante, equipado con tecnología de avanzada en medio de un entorno rural y atrasado. Incluso esta fortaleza tiene la cualidad de funcionar como una máquina detenedora del tiempo, ya que el barón no parece haber envejecido desde su desaparición pública, una consecuencia fantástica de la conjunción entre deseo y tecnología. Verne actúa una vez más como forjador de la masa crítica del espionaje y la intriga política que explotaría de mil maneras en el siglo XX.
 
ADAPTACIONES AL CINE Y LA TV:
> Tajemství hradu v Karpatech (1981, Checoslovaquia). Dirección: Oldrich Lipský. Intérpretes: Michal Docolomanský (Conde Teleke of Tölökö), Evelyna Steimarová (Salsa Verde), Vlastimil Brodský (Komornik hrabéte ignác), Milos Kopecký (Barón Gorc z Gorcu), Rudolf Hrusínský (Vynálezce orfanik), Augustín Kubán (Tomá Hluchonémec-Zutro), Jan Hartl (Lesni adjunkt vilja dézi), Jaroslava Kretschmerová (Snoubenka lesniho adjunkta), Oldrich Velen (Krcmár), Míla Myslíková (Krcmárka).
> Castelul din Carpati (1981, Rumania). Dirección: Stere Gulea. Intérpretes: Maria Banica (Stilla), Ion Caramitru (Alexandru Policretti), Cornel Ciupercescu (Frâncu), Avram Besoiu, Kurt Conrant, Flavius Constantinescu (Tomut), Octavian Cotescu (Impresarul), Radu Cozan, András Csiky (Viceguveratorul), Gioni Dimitriu, Gheorghe Ditu, Dan Dobre, Wolfgang Gyurgyewich, Tatiana Iekel, Marcel Iures (Orfanic), Paul Lavric (Ionas), Gheorghe Marinca, Adrian Mazarache (Friecke).
> Le château des Carpathes (1976, Francia). Película de TV. Dirección: Jean-Christophe Averty. Intérpretes: Benoît Allemane (conde Franz de Télek), Yves Arcanel (el alcalde Maître Koltz), Bernard Cara (Jonas), Jean-Roger Caussimon (el pastor Frik), Jacqueline Danno (Fausta), Michel Duplaix (el magistrado Hermod), Guy Grosso (doctor Patak), Jacques Legras (el “pope”), Jean Martin (el inventor Orfanik), Mady Mesplé (la Silla, cantante italiana).



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