Autora: Beatriz
Guido (1922-1988)
Cubierta: Silvio Baldessari
Editor: Editorial
Losada (Buenos Aires)
Edición: 1ª ed.
Fecha de edición: 1979-10-23
Descripción física: 197 p.;
11,5x20 cm.
Serie: Novelistas
de nuestra época
Estructura: capítulos
sin numeración
Información sobre
impresión:
Esta primera edición
de La invitación, de Beatriz Guido,
se terminó de imprimir el día 23 de octubre de mil novecientos setenta y nueve
en Artes Gráficas Bartolomé U. Chiesino, Ameghino 838, Avellaneda.
Fotocomposición y
armado: Fototipia Linfoseter, S.A. Pasaje El Maestro 168, Buenos Aires.
La presente edición
consta de diez mil ejemplares.
Información de
contracubierta:
Calificar de
acontecimiento literario la aparición de esta novela no supone más que un acto
de justicia el reconocimiento de un hecho que no se puede rehuir. Aunque para
Beatriz Guido, según propias palabras, escribir sea tan natural corno respirar,
aunque cuentos y ensayos marquen sus inicios literarios manifiestos; aunque
luego el cine haya difundido su nombre en ámbitos más amplios; sin embargo,
Beatriz Guido fue, desde La casa del ángel, la gran novelista de esa generación de escritores argentinos surgida
hacia 1956. La caída, Fin de
fiesta, El incendio y las vísperas, Escándalos y soledades han ratificado una y otra vez aquella
primacía; pero es ahora, tras un silencio que debe interpretarse como un
período de sabio ajuste y lenta maduración, que Beatriz Guido emerge, más allá
de todo molde o encasillamiento, como nuestra mayor novelista. La espléndida y
fascinante historia que se desarrolla en la estancia Las Alondras, en el mágico
sur patagónico, entre ciervos en celo y copiosas lluvias, posee los mejores atributos
de su arte narrativo —suspenso de buena ley, clima ambiguo y opresivo,
relaciones personales ambivalentes, diálogos incisivos, emotiva vivencia de los
objetos—; pero, además, La invitación
se erige en la mejor muestra de una escritura que ha sabido hacer de la alusión
y el encubrimiento aparente un sostenido ariete para indagar la historia (aquí:
1973) y esclarecer su trama secreta.
Fotografía de la autora en la contratapa del libro |
MI COMENTARIO:
La llamada “masacre de Ezeiza” aconteció el 20
de junio de 1973. El expresidente Juan Domingo Perón regresaba al país después
de casi dos décadas de exilio, y una gigantesca manifestación de simpatizantes
acudió al aeropuerto de la localidad de Ezeiza para recibirlo. El evento
terminó en un baño de sangre, cuando distintas facciones del peronismo se enfrentaron
con armas de fuego. Esta matanza nunca se investigó adecuadamente, y se ha
vuelto un tema tabú en la historia argentina, prácticamente obviado en las
discusiones públicas y mediáticas. Las versiones que pueden encontrarse sobre
lo sucedido apuntan en distintas direcciones, desde convertirse en el destino
natural del enfrentamiento entre las alas izquierda y derecha del peronismo,
hasta ser el producto de una conspiración internacional. La cantidad de muertos
también es un misterio: según las versiones, va desde una docena hasta el medio
millar de víctimas mortales. A la distancia, queda claro que fue un punto de inflexión en
la visión de las clases media y alta sobre el destino del país: su conclusión
fue que la situación del mismo jamás mejoraría mientras el peronismo exista, y
que la infiltración comunista en dicho movimiento sería difícilmente
reversible. La fabulosa emigración de los capitales argentinos durante las
décadas que siguieron evidencian el pesimismo asumido. Sin embargo, la
discusión mediática y cultural, dominada por la tendencia “progresista”,
llamativamente ha eludido esta deriva.
Beatriz Guido, relevante escritora argentina
de las décadas de los 50, 60 y 70, aborda ese evento de forma tangencial en La invitación. En una entrevista le
preguntaron si seguía los pasos de Frederick Forsyth al ingresar en el género
del thriller, autor cuyo estilo rechazó de plano. Julián Sánchez, traficante de
armas argentino, llega a las cercanías de Bariloche para encontrarse con el
empresario Cambón, y con misteriosos delegados de alguno de los grupos
políticos en pugna. Sánchez conoce a los cuatro hijos de Cambón, entre ellas a
Elisa, que paulatinamente se enamora de él. El relato es proporcionado por Gustavo
Cambón Zurbarán, uno de los hijos de Cambón. Guido brinda poca información
sobre el destino de las armas, pero en un momento deja constancia que Cambón
está de acuerdo con el regreso de Perón al país. ¿Para instaurar la Argentina
socialista que reivindicaba la subversión de izquierda, o para restaurar la
Argentina peronista de los años ’50, como añoraban sus seguidores más
tradicionales? No queda claro, pero en realidad importa poco: la masacre de
Ezeiza abrió un agujero negro que se engulló a la vieja República, y dejó en su
lugar un territorio fácil de saquear, por propios y extraños.
Me pregunto a qué corriente narrativa echó
mano Guido en esta novela, ya que a lo largo de su carrera utilizó distintas
modas estilísticas en sus libros. Sospecho que se inclinó por escribir un libro
personal, centrándose en los comportamientos de un grupo pequeño de personajes
pertenecientes a su clase social mientras en el exterior arrasa el huracán de
la Historia. Es curioso: durante su lectura, La invitación me irritó bastante, tiene una elaboración huraña y
caprichosa que rehúye de un tránsito placentero (lo más inspirador termina
siendo la reseña de la película Casablanca,
que los protagonistas miran en una proyección doméstica); sin embargo, después
de terminarla, me dejó un recuerdo agradable, intrigante, como si dejara la
certeza de que el paso del tiempo permitirá descubrir sus secretos. Ese tiempo
ha llegado: ante la inminencia de un nuevo gobierno peronista en Argentina, que
volverá reunir las distintas ramas internas enfrentadas en Ezeiza, renace el
interés en saber cómo se dirimirán esas viejas tensiones. He aquí un párrafo
que puede servir de acertijo:
Comprendí
que yo era el mayor de nosotros tres. Pensé: los únicos que sobrevivíamos en la
casa. Los demás, mi madre, mi abuela, los sirvientes, sólo servían a mi
historia, pero eran sólo fantasmas, a quienes los malones habían permitido
sobrevivir.
ADAPTACIÓN AL CINE:
La adaptación
cinematográfica de La invitación se
realizó en 1982 bajo la dirección de Manuel Antín. Los protagonistas
principales fueron Rodolfo Bebán (Julián Sánchez), Graciela Alfano (Elisa), Pepe
Soriano (Cambón), China Zorrilla (Dolores Ortega de Zubarán, “Mamacita”), Elida
Gay Palmer (Adriana), Boy Olmi (Gustavo), Roberto Antier (Pablo) y Ulises
Dumont (Ladillo).
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