viernes, 5 de febrero de 2021

LA CABEZA DE LA HIDRA, de Carlos Fuentes (Argos Vergara)

Título: La cabeza de la hidra
Autor: Carlos Fuentes (1928-2012)
Cubierta: Julio Roca
Editor: Argos-Vergara (Barcelona)
Edición: 1ª ed.
Fecha de edición: 1978-02
Descripción física: 286 p.; 13,5x20 cm.: solapas
ISBN: 978-84-7017-507-7 (84-7017-507-6)
Depósito legal: B. 7.471-1978
Estructura: 4 partes, 50 capítulos, epílogo
Información sobre impresión:
Impreso por Chimenos, S.A., Carretera Nacional 152, Km. 26, Coll de la Manya, Granollers (Barcelona)

Información de solapas:
LA CABEZA DE LA HIDRA representa, dentro de la narrativa contemporánea, un caso insólito: por la originalidad de su trama, y por la hábil conjunción de elementos dispares, manejados con singular maestría por un Carlos Fuentes en plena madurez artística.
Confiriendo a su relato el carácter de novela de intriga, pero dándole la vuelta al género, el autor mexicano nos brinda una obra en la que, por fin, lo actual —en este caso, la supuesta pugna entre árabes y judíos en su afán de asegurarse el monopolio de las reservas petrolíferas mexicanas— sirve de elemento natural de inspiración a un artista sensible a los problemas de su tiempo, ajeno a cualquier oportunismo comercial o a los dictados de una mosa pasajera.
Por el contrario, el gran novelista que es Carlos Fuentes utiliza tales elementos para ofrecernos su visión del Poder, “águila bicéfala” que mueve a los hombres como peones y que, cual hidra, multiplica sus cabezas, cada vez más feroces, sin que en este caso exista, como en el mito clásico, el posible héroe que la destruya.
Recurriendo, como hizo en Aura, Cambio de piel o Zona sagrada, a lo alucinante, a lo surreal, y asimismo moviéndose en la frontera de lo irreal y lo tangible, lo fantástico y lo absurdo, en la que el factor ético-político se erige en verdadero nudo de la obra, Carlos Fuentes imprime a LA CABEZA DE LA HIDRA el carácter de una corrosiva, amarga e irónica reflexión sobre el destino humano, encarnado en Félix Maldonado, protagonista de esta nueva pesadilla kafkiana, al final de la cual terminará como empezó: como un burócrata que, aun con un nuevo rostro y un nuevo nombre, será manejado por sus superiores y conducido, sin duda, a un acto irreversible: el asesinato del Presidente.

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