viernes, 10 de junio de 2022

MISTERIO DEL EXTRAÑO ALTILLO, de Enid Blyton (Molino)


Título: Misterio del extraño altillo
Autora: Enid Blyton (1897-1968)
Título original: The mystery of the strange bundle (1952) \ N° 10 en la serie “Cinco investigadores”
Traducción: María Dolores Raich Ullan
Cubierta: Pablo Ramírez
Ilustraciones: Treyer Evans
Editor: Editorial Molino (Barcelona)
Fecha de edición: 1962
Descripción física: 189, 2 p.: il.; 13,5x19,5 cm.: cartoné con sobrecubierta
Serie: Serie Aventura #32
Depósito legal: B. 4.906-1962
Estructura: preámbulo, 24 capítulos, índice
Información sobre impresión:
A.G. PONSA. - Hospitalet (Barcelona)
 
Preámbulo:
He aquí el décimo libro de aventuras de los cinco investigadores juveniles Fatty, Larry, Daisy, Pip, Bets y «Buster» el perrito, que se anotan una nueva victoria al resolver otro de los misterios. Míster Goon, como siempre, en desacuerdo con Fatty, hará las delicias del lector con sus ocurrencias.
Este libro, como los anteriores, constituye una novela completa. Los títulos ya publicados en la serie «Misterio» son los siguientes:
Misterio de la villa incendiada
Misterio del gato desaparecido
Misterio en la casa deshabitada
Misterio de los anónimos
Misterio del collar desaparecido
Misterio en la casa escondida
Misterio del gato comediante
Misterio del ladrón invisible
Misterio del príncipe desaparecido
Espero que os gusten tanto como los publicados.
ENID BLYTON
 
MI COMENTARIO:
Los “cinco investigadores” están de vacaciones. Pip está resfriado y quiere aventura; manda a Bets a ver a Fatty para idear alguna; en un momento ve a Goon, el policía del pueblo. Fatty dice tener miedo de “voces” que escucha cerca de su casa; le enseña ventriloquia a Bets. Los investigadores se recuperan y salen a comer algo. Goon se les acerca, intuyendo que están tras un misterio que puede generar lío. Al otro día, los chicos se enteran que alguien registró una casa durante la noche, alquilada por un tal Fellows. Entran y encuentran un gato y un guante pequeño, haciendo luego más pesquisas en la villa. Fatty llega a algunas conclusiones: Fellows, al ver su casa invadida, huyó con algo valioso. Discuten las pruebas y las posibles alternativas del robo y la desaparición de Fellows. . Fatty hace un recorrido nocturno, lo mismo que Goon, ya que Fellows anduvo cerca del río. Después Larry le telefonea a Fatty avisándole que Fellows volvió a su casa. Fatty habla con Fellows, quien parece no saber nada del robo y la revisión de la policía. Goon llega y Fellows se molesta, echándolo. Fatty aprovecha y revisa las pertenencias de Fellows. Los chicos y Goon revisan el río, buscando un saco que pueda contener lo supuestamente robado. Goon lo encuentra pero adjudica las pertenencias a Fatty, lo que lo enoja y lo lleva a castigarlo. Fatty encuentra un guante similar al hallado anteriormente, y deduce que es lo robado de Fellows. La casa de Fatty sufre un robo, y él cree que se trata del mismo ladrón. Las ropas encontradas son de un muñeco, y los chicos creen que las robó Fellows. Encuentran un pañuelo con el nombre de Euricles, ventrílocuo griego que trabaja en la zona. Las prendas son robadas de la casa de Fatty. El inspector jefe Jenks llama a Fatty y le cuenta los informes de las averiguaciones de Goon; se halla acompañado por con un misterioso agente del gobierno (puede ser del Servicio Secreto o de Scotland Yard), que escucha el relato de los chicos y les responde que Euricles era un informante que colaboraba con él y que tenía en su poder una lista con nombres de conspiradores contra Gran Bretaña; Euricles había desaparecido unos días antes. El perro Buster encuentra la lista en un zapato del muñeco que usaba Euricles y que no llegó a ser robado de la casa de Fatty. Los chicos festejan el éxito de su aventura con una buena comida.
Me gustó este libro, sobre todo la idea que un país insular como Gran Bretaña fácilmente puede ser presa de los espías y conspiradores internos y externos. Esta idea de una insularidad en constante peligro parece que fue usada por Blyton en muchas de sus novelas juveniles. También me alegraron esas recurrentes meriendas, donde los chicos se sienten realmente felices.

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