viernes, 23 de noviembre de 2018

BAKCHICH, de Michel Clerc (Grijalbo)

Título: Bakchich
Autor: Michel Clerc (1922-2017)
Título original: Bakchich (1976)
Traducción: Juana Bignozzi
Editor: Ediciones Grijalbo (Barcelona)
Edición: 1ª ed.
Fecha de edición: 1977-09-15
Descripción física: 415 p.; 12x19 cm.
Serie: Edibolsillo paperback Grijalbo #137
ISBN: 978-84-253-0876-5 (84-253-0876-3)
Estructura: 2 partes, 33 y 26 capítulos, epílogo
Información sobre impresión:
Esta obra, publicada por EDICIONES GRIJALBO, S.A. terminóse de imprimir en los talleres de Conmar Color, de Hospitalet, el día 15 de septiembre de 1977

Información de contracubierta:
Siendo niño le pregunta a su padre, el buen doctor de La Meca, cómo hacen los hombres para enriquecerse. Más adelante, cuando atraviesa el mundo a bordo de su Boeing acondicionado como palacio volante, conocerá el secreto del dinero. Comprará hombres y gobiernos, mujeres, placer, poder y amor. Siendo vencedor en esa jungla despiadada donde se enfrentan, en un cara a cara de Oriente y Occidente, los monstruos y los colosos sagrados de la fortuna, sólo tendrá una debilidad: Amalinda, la áspera inglesita a la que sacó de los garitos de Londres, convirtió al Islam y tomó en matrimonio. Pero la pantera ávida termina por domarlo, invirtiendo en su provecho la antigua relación coránica entre el hombre y su esclava: la mujer.
Alrededor de Kamal el Saudí, cuyas ganancias fabulosas —el bakchich— escandalizan o hacen soñar, Michel Clerc traza el fresco emocionante y a menudo cómico de un mundo desgarrado entre los Mandamientos del Profeta y la tentación occidental, entre la fascinación de nuestra época y el viejo letargo de Oriente. Amalinda engaña a su marido, lo traiciona, lo hace confesar, lo ridiculiza con Suleimán, el Turco. Además, aparta sin piedad a Namur, el Libanés, llevándole a su perdición.
La lucha sorda entre estos seres fuera de lo común, el encarnizamiento con el que Kamal, el Saudí, ahoga a sus enemigos, sumerge al lector, a través de mil situaciones, en el universo pintoresco y mal explotado del erotismo oriental, de los traficantes internacionales, de la alta política y del sexo, levantando una punta del velo que oculta esos misterios que nos rodean y que llamamos Actualidad.
¿Por qué Bakchich? Porque esa palabra árabe significa “ganancia fabulosa”. Porque es la contraseña y, para algunos, el arma absoluta. Porque los príncipes del bakchich tuvieron, durante algún tiempo, la ilusión de que el mundo estaba en venta. Algunos despertaron, volvieron a la realidad. Bakchich era sólo la trampa que tendían a la avidez de los otros. Y, a veces, se cerró sobre ellos.

MICHEL CLERC empezó como periodista en Londres, antes de recorrer todo el mundo como reportero. Sus artículos de política internacional han arrojado luz sobre la mayoría de los personajes de nuestro tiempo. Actualmente es director de Paris-Match.

MI COMENTARIO:
En Londres, Suleimán Hadj Bin el Turki, embajador itinerante y consejero especial del rey Faisal de Arabia Saudita (además de encargado de los servicios de información y contraespionaje), se encuentra con sir William, ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, al que pide su ayuda frente a un posible nuevo conflicto en Medio Oriente, ayuda que consiste en beneficiar a Kamal Abdel Malik como el único interlocutor con las compañías inglesas de armamentos. Kamal, conocido como "El Saudí", es el gran intermediario de los negocios entre el reino de Faisal y Occidente. William replica que tienen problemas con Georges Namur, un libanés traficante de armas que se quedó con una importante comisión por una fracasada venta de Inglaterra a Libia. Inmediatamente, le muestra a Suleimán un informe del MI5 que revela su relación amorosa clandestina con Amalinda, esposa de Kamal. El verdadero nombre de “Amal” es Linda Fletcher, una inglesa de origen humilde que se abrió paso trabajando como camarera de altos vuelos. De ser publicado, este informe enfurecería al rey Faisal y destruiría la carrera de Suleimán. Éste va a ver a Amalinda; después de hacerle el amor de forma furiosa, le dice que no la verá más. La mujer le recrimina que ceda al chantaje de Namur; le recuerda su origen en un barrio bajo y su trabajo nocturno junto a Christine Keller, causante del escándalo Profumo. Está dispuesta a resistir para que sus vidas no sean destruidas, y decide encargarse del asunto, con la venia de Suleimán. Se comunica con Raymond, su antiguo jefe en el club nocturno “Play-girl”, quien acepta colaborar para deshacerse de Namur.
Años antes, en Zurich moría Zaki Yussef, poderoso banquero árabe encargado de los royalties del petróleo, caído sorpresivamente en desgracia por las maquinaciones de la política internacional. Su secretaria en París, Josée Rufnach, esposa de Namur, le advierte de la existencia de unos documentos sobre la venta de 100 cazas de combate a Libia; la comisión de casi 40 millones de dólares era para Zaki o su mandatario, nada menos que Namur. Éste se asegura el pago en Londres. 48 horas después, Gaddafi derroca al rey Idris de Libia y anula el contrato. Namur queda en posesión de una fortuna sin que la venta se haya concretado. Durante 4 años vive en el lujo más absoluto en París, confiando su seguridad a su guardaespaldas yugoslavo Milosz. Un día recibe la llamada de Amalinda, quien le pide verle a solas. Ella lo lleva a una casa en París, con el supuesto propósito de hacer el amor, pero Namur es secuestrado por dos hombres mientras ella se baña. Esto ocurre en vísperas de una multimillonaria venta de armas de Inglaterra a Arabia Saudita, negociada por Namur. La policía francesa, atenta a que el Ministerio del Interior no quería un escándalo internacional, le indica a Josée que deberá realizar su propia búsqueda. En Arabia, Suleimán se reúne con el rey Faisal, quien le requiere su apoyo para comprar armas a Occidente con el objetivo de enfrentar a Israel. De pronto, en la novela se hace un repaso de la vida del doctor Samir Abdel Malik, padre de Kamal, y su proyecto de electrificación de La Meca; también de los inicios de Kamal en los negocios con Estados Unidos. Kamal decide ir a Beirut; recibe antes a su agente Bill Yacin, con aceitados contactos en Occidente y el mundo árabe. Le anuncia que tendrá dificultades en conseguir armamento norteamericano, debido al clima de sospecha generalizado surgido del Watergate. Kamal planifica llamadas a importantes funcionarios y organiza una partida en Las Vegas donde concurrirá Mike Lautner, asesor de la presidencia de EEUU. Éste, unos días antes, le perdió una fortuna en el juego, lo que le cuenta a su amante en Nueva York; en Washington se informa sobre las acciones del senador Mac Logan que busca investigar las ventas de aviones militares a Arabia Saudita, lo que ayuda al bloqueo del negocio. Kamal lo convoca a una reunión en Las Vegas; en el casino, Lautner recupera sus pérdidas gracias a Kamal y le promete que los aviones serán entregados; Kamal le insinúa que puede arreglar los problemas del presidente Nixon con el Watergate. En su avión particular, Kamal lleva a Lautner a Washington; en el camino, Suleimán le envía un telex avisándole que quiere encontrarlo en París en 48 hs.
El príncipe Rachid, hijo de Ibn Saud, medio hermano del rey Faisal, se entera del secuestro de su socio Namur por su esposa Samira en Beirut; jura vengarse de Kamal, pues iba a medias con Namur en el negocio de los cazas ingleses. Rachid viaja a Riad y se entrevista con Suleimán solicitando ayuda, la cual es rechazada; Rachid llama a Bashir, general del Ejército del Aire, y le convence de derribar el avión de Kamal, pagándole una suma sustanciosa; la operación se concretaría al sur del canal de Suez con dos cazas pilotados por pakistaníes, pero el avión de Kamal viaja a París pasando por Islandia, en uno de sus típicos cambios de ruta que sirven para evitar posibles atentados. Suleimán le avisa a Amalinda que tranquilice a Kamal y que no diga nada del asunto Namur; para no variar, los dos tienen un encuentro salvaje. Mientras tanto, Josée se encuentra con un policía francés que le señala las complicaciones políticas del secuestro de su marido Namur; le cuenta que éste tenía una relación con Amal y que al querer investigarla en Londres sus superiores le apartaron del caso; le aclara que todo lo que toca a Arabia Saudí es asunto de estado y que el gobierno francés no quiere un nuevo "affair Ben Barka". Josée ve a Kamal en su hotel y le dice que Amal tenía previsto ver a Namur el 13 de septiembre, día de su desaparición; Kamal termina atraído por Josée y le invita champaña en su habitación. Amal se encuentra por su lado con Suleimán y le cuenta que Kamal sabe de su encuentro con Namur; para evitar que la policía se acerque demasiado, Suleimán le pide que Raymond saque a Namur de su lugar de encierro en el hotel de Amal. Cuando llegan al hotel, ven a los guardias amordazados: uno de ellos les cuenta que Namur fue llevado por seis hombres. El libanés, con un pasaporte nuevo con nombre falso, es llevado a un aeropuerto donde está “El Hijo de La Meca”, el avión de Kamal.
Kamal ve un video proporcionado por los servicios secretos ingleses que muestra tanto el encuentro de Suleimán con Amalinda como el viaje de ella con Namur hacia el hotel donde sería secuestrado; el saudí se da cuenta que Namur “estaba por pagar el golpe a traición que les había hecho cinco años antes al embolsarse un enorme bakchich a costa de la Essex Missile Aircraft Ltd.”. Kamal se reúne con Suleimán: comentan las dificultades de Lautner y el soborno que se embolsó con los saudíes para asegurar la entrega del armamento, y la necesidad de solucionar el asunto de Namur, que podría arruinar futuros negocios con Francia. Kamal le muestra el video con su encuentro con Amalinda; Suleimán cae en la trampa y debe aceptar el monopolio de los negocios de Kamal con los príncipes árabes. Mientras tanto, Namur y Josée viajan en “El Hijo de la Meca” (sin saber que lo hacen juntos) hacia un lugar secreto del desierto de Rub’al-Khali. Kamal, por su lado, hace la peregrinación a la Meca, donde se encuentra con su padre; éste le advierte que el jeque ultraconservador de Taif le acusó en una carta al rey Faisal de servir a Occidente e Israel y colaborar con la decadencia de las costumbres. Kamal decide descargar su venganza sobre Isa al Taif, el hijo del jeque, que apadrina en la universidad californiana de Stanford. Contrata a Kate Miller, una actriz de bajo vuelo con ascendencia judía, para que seduzca y haga quedar mal a Isa y de esa manera destruir al clan de Taif; colaboran las fotos tomadas por un pequeño diario de San Francisco. El escándalo de Isa le abrirá a Kamal las puertas a un enorme negocio con los ingleses.
Namur y Josée son trasladados a una tienda climatizada y bien equipada en el desierto; allí serán mantenidos cautivos hasta nuevo aviso. Kamal, en París, se da cuenta que deberá orientar sus negocios a Francia mientras continúe el celo purificador en EE.UU. Su asesor Lascaris le da consejos de cómo tratar con los franceses, lo que lleva a Kamal a pensar en salir de los negocios clandestinos, blanquear su imagen y reformar el carácter tumultuoso de Amalinda (o, en último caso, repudiarla); en cinco meses, Kamal piensa dar una fiesta inolvidable en París para relanzar su figura y conquistar Francia. Mientras tanto, dos reporteros van a Arabia a encontrarse con el jeque de Taif y mostrarle las escandalosas fotos de las salidas de su hijo Isa con Kate Miller; el jeque huye aterrado después de ver solamente una foto. Kamal ve cómo sus rivales orientales van cayendo, pero teme por la posible caída de Nixon, las investigaciones del senador Mac Logan en Estados Unidos y el creciente interés de la prensa por su figura; le concede un millón de dólares a Yacin para que busque la forma de cuidar su imagen. En San Francisco, Kate se despide de Isa, sin antes dejarle el número de teléfono de Kamal, para indicarle quién está detrás del escándalo de las fotos.
Kamal da una entrevista al New York Magazine, que tiene una repercusión positiva. De pronto, recibe la invitación del rey Faisal para visitarlo en Riad; allí, Kamal espera lo peor, pero es atendido favorablemente, reivindicado por el rey como alguien que ayuda a Arabia Saudita a convertirse en una potencia. Mientras tanto, Josée se entrega a uno de sus captores en su tienda de cautiverio y Namur les firma un cheque de 350.000 dólares para ser liberados. Los cuatro llegan a Dubai. Namur es despachado en una precaria barcaza a Kuwait, desde donde viajará hasta Beirut; Josée y los excaptores irán tras él dos días después. Ya en la capital libanesa, Namur se comunica con el príncipe Rachid, quien le avisa que irá a encontrarse con él al día siguiente. Rachid tiene en mente un gran negocio, utilizando el dato secreto de un inminente gran aumento del precio del petróleo fijado por la OPEP. En Beirut, Francis Desmond, agregado militar británico en Beirut, se convirtió en amante de Samira, esposa de Rachid; piensa utilizarla para descargar la revancha inglesa sobre Namur: le cuenta que éste está vivo en Beirut, que se reunió con él y que le contó que piensa proponerle un negocio a su marido. Samira le cuenta lo dicho a Rachid, quien sospecha que Desmond informará a sus superiores sobre los planes árabes. Implementa una trampa: su esposa le da al inglés un paquete supuestamente con dulces, cuando en realidad contiene cocaína; Desmond es detenido dentro del avión que lo llevaba a Londres. El ministerio del interior libanés se hace con el documento destinado al War Office, y le remiten una copia a Rachid, que así suma tiempo para su operación (que en realidad está manejada por Kamal, que piensa hundir al emir de una buena vez). Namur sigue las instrucciones de Rachid para ir al lugar de su encuentro, pero cuando llega es asesinado por dos hombres y su cuerpo hundido en el mar. La maniobra financiera de Rachid fracasa por influencia de Kamal, lo que le lleva a la ruina.
El senador Mac Logan recibe información reservada sobre la compra de cazas norteamericanos por intermedio de Kamal: sobre 16 aviones comprados, sólo se entregaron 15: el restante fue dejado como bakchich a la empresa California Aviation, su constructora. Mike Lautner aparece como el responsable de autorizar el trámite, luego de las atenciones que le brindo Kamal en Las Vegas; convocado por Logan a una sesión de preguntas en el Senado, es devastado por la proyección de un video con sus actividades íntimas; de vuelta a su casa abandonada por su novia, opta por suicidarse. En París, Kamal acepta la propuesta de Lascaris de alquilar el palacio de Versalles para la realización de su gran fiesta. La misma tiene una convocatoria enorme, reuniendo a la crema y nata del jet set francés e internacional; en una charla, Kamal revele su interés por adquirir las empresas de energía nuclear. Sin embargo, aparecen dos sombras: el aviso de la muerte de Lautner (el saudí queda aterrado: el derramamiento de sangre nunca entró en el cálculo de sus negocios) y el desembozado striptease que acomete una ebria Amalinda frente a los asistentes. Después de la fiesta, Kamal la enfrenta por su comportamiento, pero ella le recuerda que sabe demasiado sobre sus actividades ilícitas. Amal amenaza dejarlo, pero su marido la frena con la propuesta de tener un hijo.
El epílogo no se los cuento, pero muestra la deriva posterior de varios personajes de la novela. Es casi la promesa de una secuela.
Clerc escribió una novela no tanto compleja como densa. Pero la densidad no está dada por juegos verbales o una estructura laberíntica; mucho menos por un espíritu experimental. Sí por la humedad e intensidad de las relaciones entre los protagonistas, esos árabes, ingleses, norteamericanos y franceses fogoneros de un interminable juego de intereses y pasiones. La incluyo en mi compendio de espionaje porque muestra la intervención de los gobiernos en los negocios del petróleo y las armas, pero también por esa antigua práctica de incluir a las pulsiones y el sexo en ellos. Amalinda, Josée, Kate y las otras mujeres que aparecen son tanto objetos sexuales como mentes dominantes en esas pujas. La reversibilidad de las relaciones entre ellas y los hombres de poder es fabulosa, como todo juego de alta seducción y fatalidad. Es una verdadera guerra secreta que suele salir en los medios de forma limitada. Bakchich es un gran testimonio de esa época de petrodólares, incertidumbre y enormes negocios: los últimos coletazos del capitalismo de alto vuelo.

En el medio de la novela aparece una gran frase:
Yacin tal vez pensaba que Norteamérica no era Arabia. Se equivocaba.

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