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lunes, 4 de noviembre de 2024

LAZARO, de Morris West (Javier Vergara)

Título:
Lázaro
Autor: Morris West (1916-1999)
Título original: Lazarus (1990) \ N° 3 en la serie “Trilogía Vaticana”
Traducción: Aníbal Leal
Editor: Javier Vergara Editor (Buenos Aires)
Fecha de edición: 1990-05
Descripción física: 348, 3 p.; 14x22 cm.: solapas
ISBN: 978-950-15-0974-8 (950-15-0974-5)
Estructura: 4 partes, 15 capítulos, epílogo, pie de imprenta
Información sobre impresión:
Esta edición terminó de imprimirse en VERLAP S.A. - Producciones Gráficas
Vieytes 1534 - Buenos Aires - Argentina en el mes de mayo de 1990.
 
Información de contracubierta:
Lázaro es la novela con la cual Morris West cierra la magnífica trilogía del Vaticano, que comenzó con Las sandalias del pescador y continuó con Los bufones de Dios.
El Papa León XIV ha aplastado con mano de hierro todos los conflictos surgidos hasta ahora en su Iglesia. Pero hoy está en peligro de muerte: lo espera una peligrosa operación de corazón y un nuevo y misterioso grupo terrorista, la Espada del Islam, amenaza su vida.
Mientras se prepara para someterse a la cirugía, los interrogantes se esparcen en el Vaticano y en el mundo como las llamas de un incendio. ¿Resistirá un “cambio de corazón” que podría desalentar a sus seguidores más fanáticos y animar a quienes creen que la Iglesia está en camino de perder la fe?
Lázaro demuestra una vez más la profética visión de West acerca de la política y la religión contemporáneas. La novela resuena con los ecos de los furiosos debates de la Iglesia Católica e investiga a fondo la ideología terrorista. Rica en acción, intriga y profundo conocimiento de los entretelones vaticanos, Lázaro consagra nuevamente a Morris West como un maestro de novelistas.
 
Información de solapas:
Veinticinco años atrás escribí una novela, Las sandalias del pescador, que imaginaba la elección de un Papa eslavo.
Quince años después de su publicación, la ficción se convirtió en una profecía, coincidente en muchos extraños detalles con el reinado de Karol Woytila, Juan Pablo II.
Hoy, un cuarto de siglo después de Las sandalias del pescador, he decidido escribir otra historia acerca de otro pontífice.
La experiencia de Lázaro es mi propia experiencia. Yo también comprendo claramente la noción de cambio y la necesidad de éste que existe en la comunidad cristiana mundial. Pero no será un sistema lo que nos salve. Seremos nosotros mismos, uno a uno, uno por uno, todos y cada uno...
Morris West
 
Morris West nació en Melbourne, Australia, en 1916, siendo el mayor de seis hermanos. Al terminar sus estudios secundarios, entró a la Orden de los Hermanos Maristas y pasó ocho años como religioso y profesor. En 1941, antes de hacer sus votos finales, abandonó la Orden. Se alistó en el ejército y combatió en el Pacífico. Después de trabajar como publicista y productor de radio, comenzó su carrera de novelista.
Su primer éxito internacional fue Hijos del sol, al que siguió una sucesión de best-sellers mundiales, unos veinticuatro en total, cuyos títulos más prominentes son Las sandalias del pescador, El abogado del diablo y Los bufones de Dios.
Morris West ha recibido numerosos premios por su obra, y también ha sido condecorado por su gobierno con la Orden de Australia por sus servicios a la literatura y a la vida cultural.
 
MI COMENTARIO:
El Papa León XIV encabezó una revolución conservadora dentro de la Iglesia Católica. Pero cuando se recupera de una operación de doble bypass cardíaco, experimenta un cambio filosófico y comienza a ver el mundo desde una nueva perspectiva. Paulatinamente llega a la conclusión de que debe desandar su camino y modificar la Doctrina de la Fe para volverla más humana. Paralelamente, el Mossad descubre un plan para asesinarlo en la clínica de la operación, perpetrado por la célula italiana de la “Espada del Islam”, grupo extremista iraní. La operación de asesinato falla, gracias a un topo que tienen los israelíes en dicha célula. El mismo es identificado y ejecutado por su jefe. La planificación de un nuevo atentado es derivada a un grupo de sicarios coreanos y japoneses (?). Cuando el Papa de dispone a proclamar un nuevo tiempo en la Iglesia, cae muerto de un balazo en el corazón.
Nunca quedan en claro los objetivos precisos que buscan los islamistas con el asesinato del Sumo Pontífice, lo que le da a esta línea de la trama una presencia algo forzada, como si el autor necesitara un gancho para atraer la atención del lector a las discusiones filosóficas y teológicas que se producen entre los protagonistas. Impresiona que el disparo mortal brinde una clausura nihilista a la novela y a los intentos de mejorar la relación entre lo sagrado y las necesidades de las personas corrientes, lo que le da un sabor setentista a esta obra de principios de los '90. Quizás West estuviera perdiendo la esperanza en esos años; sin embargo, eso le permitió tener una curiosa presciencia sobre la creciente dicotomía a la que se verían enfrentados Juan Pablo II en sus últimos años, Benedicto XVI y el actual Papa Francisco: la necesidad de mantener la tradición en un mundo urgido por otras preocupaciones.
También es sumamente llamativa la participación del Mossad, previniendo y protegiendo al Papa del terrorismo islámico. Parece que West sabía cosas del mundo del espionaje que sólo podía contar en una historia de ficción...

viernes, 25 de marzo de 2022

EL EMBAJADOR, de Morris West (Plaza & Janés)

Título:
El embajador
Autor: Morris West (1916-1999)
Título original: The ambassador (1965)
Traducción: Carlos Vega
Cubierta: Jordi Vallhonesta
Editor: Plaza & Janés Editores (Barcelona)
Edición: 1ª ed.
Fecha de edición: 1985-11
Serie: Los jet de Plaza & Janés #75
ISBN: 978-84-01-49075-0 (84-01-49075-8)
Depósito legal: B. 36.071-1985
Estructura: 12 capítulos
Información sobre impresión:
I.A.G. Grafin - Ripollet (Barcelona)
 
Información de contracubierta:
Escrito después de Las sandalias del pescador, El embajador viene a sumarse al ciclo de grandes obras literarias iniciadas con El abogado del diablo. La concepción literaria que estructura El embajador confirma, una vez más, esa mezcla de la noticia real con lo puramente novelístico, que caracteriza las últimas obras de West. Aquí, el autor presenta otro tema palpitante de nuestra historia reciente: Vietnam y el embajador de los Estados Unidos en el país asiático.
 
MI COMENTARIO:
Maxwell Gordon Amberley, experimentado diplomático estadounidense, es nombrado embajador en la República de Vietnam del Sur. Este país está en una encrucijada imposible: por un lado, sufre la subversión comunista y la guerra con Vietnam del Norte; por otro lado, su presidente Phung Van Cung, un católico recalcitrante, mantiene una peligrosa tensión con la mayoría de su pueblo, de religión budista, lo que lleva a parte del ejército a planear un golpe de estado. A todo ello se suma la polémica presencia de soldados norteamericanos, que ayudan a evitar la invasión comunista, y las intrigas que genera Francia, auspiciando el estatuto de país neutral para Vietnam del Sur, lo que le facilitaría negocios con enormes ganancias.
Amberley está imbuido de las enseñanzas de Musó Soseki, monje japonés del budismo zen; se aferró a ellas tras la muerte de su esposa. Sin embargo, este bagaje poco le servirá en la complejidad del clima político y religioso de Saigón, donde, al poco de llegar, casi muere en un atentado contra su vida. Se entrevista varias veces con el presidente Cung, descubriendo a un político testarudo, incapaz de encontrar una solución a la situación de su país, pero muy talentoso en mantenerse en su cargo, a través de la intriga y la represión. Amberley va conociendo a varios personajes, entre ellos Harry Yaffa, jefe de la CIA en Vietnam del Sur. Yaffa es la encarnación misma del pragmatismo y la razón de estado, y será el validador final del plan para derrocar a Cung. El embajador intentará impedirlo, pero la vorágine de los acontecimientos terminará por vencerlo. La situación termina siendo peor: el presidente depuesto es asesinado por sus captores; Amberley entra en una profunda crisis, y la novela termina con él y Soseki buscando una salida espiritual a tanto desastre.
Siempre me intrigó esta novela, sobre todo si entraba en el alcance de la literatura de espionaje. Realmente fue una agradable sorpresa: West demuestra un gran conocimiento de la situación del Vietnam de aquel entonces y de las fuerzas que giraban en torno de ese país dividido, pero, sobre todo, vuelca ese conocimiento en un gran relato, estimulante y atractivo, a diferencia de otros bestsellers que suelen producir rimeros de datos con forma de novela. Un punto fuerte es la relación que se establece entre el embajador y el presidente: Amberley asiste al último gran indígena colonizado, una persona tenebrosa y ciertamente equivocada, pero que al sentirse víctima de las circunstancias se aferra al poder y a sus convicciones religiosas y prooccidentales y decide utilizar los resortes secretos del gobierno para persistir en su intento de salvar a Vietnam del Sur. El camino de Cung al infierno está muy bien contado, sobre todo porque West resalta el misterio que envuelve todo tránsito político. También es importante el interés que tiene sobre el budismo como factor político, con una población que resiste tanto a un presidente católico como a una subversión comunista. Queda el interrogante de si el budismo podría derivar en una alternativa política de alcance regional, integrando a los países con mayorías de esa religión (en un momento se dice que el marxismo de Ho Chi Minh terminará absorbido por los postulados de Buda). West, como católico que era, siente una íntima atracción por esa religión oriental que, como decía el historiador Will Durant, tenía el destino de combinarse con el cristianismo en el Medioevo para crear una nueva cultura humana de amor y paz, destino truncado por la aparición del Islam. Sin embargo, frente a estas religiones se eleva otra, el culto al espionaje y la intriga política que atravesó el siglo XX; su credo queda bien expresado por el tranquilo Sr. Yaffa:
 
—Creo que soy un intrigante por naturaleza. Me gusta lo que hago. No respeto demasiado la naturaleza humana, o a mí mismo. En el mejor de los casos, el hombre es una bestia medio civilizada, y entonces necesita de un policía para mantenerle decente en las calles y a tipos como yo para sacarles los ases de la manga cuando se juega póquer internacional... ¿Yo? Soy un buen perro guardián porque no me ilusiono por nada. Si su mejor amigo no se interesa por el dinero de la familia, es porque le tiene un ojo puesto a su esposa. La gente es tan honrada como puede; y en cuanto se presenta el sexo, el poder del hombre o algo que necesitan verdaderamente, no son nunca honrados. Yo soy un bicho raro también, de manera que nada me sorprende, nada me asombra y siempre estoy dispuesto a calcular mis apuestas. Eso me transforma en un buen agente. ¡Pero no en el hombre con el cual usted desearía que se casara su hija!
—¿Y confía en sí mismo, Harry?
—Más que en cualquier otro, porque me conozco mejor que al resto..., aun cuando no esté contento de mí mismo.
—Es una filosofía muy árida.
—Es un mundo árido, señor embajador. Pero, a mi modo, me las arreglo, aunque sea a patadas. Y cuando ya no pueda dar patadas, me largo. —Rió entrecortadamente—. Es una de las ventajas de mi negocio. ¡Conozco muchas formas de morir fácilmente!

viernes, 17 de septiembre de 2021

ARLEQUIN, de Morris West (Javier Vergara)

Título: Arlequín
Autor: Morris West (1916-1999)
Título original: Harlequin (1974)
Traducción: Marta Isabel Guastavino
Editor: Javier Vergara Editor (Buenos Aires)
Edición: 1ª ed.
Fecha de edición: 1996-05
Descripción física: 330 p.; 11x17,5 cm.
Serie: Vergara bolsillo #41
ISBN: 978-950-15-1603-6 (950-15-1603-2)
Estructura: 10 capítulos
Información sobre impresión:
Esta edición se terminó de imprimir en
VERLAP S.A. Comandante Spurr 653
Avellaneda - Prov. de Buenos Aires - Argentina
en el mes de mayo de 1996.
 
Información de contracubierta:
Esta vez, el gran novelista australiano explora la violenta jungla de las empresas multinacionales, verdaderos Estados dentro de los Estados, dirigidas por príncipes de las finanzas a cuyo lado parecen juegos de niños las maquiavélicas intrigas de los Borgia y los Médicis.
Dice West en ARLEQUIN: “...El terror es algo muy flexible. El público sólo ve sus productos más burdos, el asesinato de un agente, el secuestro de un avión de línea. En realidad, todos vivimos bajo el pulgar de un chantajista. Los especuladores devalúan la moneda; los árabes nos dejan sin petróleo; Los Gobiernos caen en sucios manejos para salvar sus intereses...”
 
MI COMENTARIO:
La novela gira en torno de tres personajes: George Arlequín, un banquero suizo que vive y atiende sus negocios en Nueva York; Paul Desmond, su asistente de origen australiano; y Basil Yanko, dueño de Creative Systems, una empresa informática que brinda sus servicios al mundo de las finanzas. Yanko hace una oferta agresiva para comprar el banco de Arlequín, propuesta que éste rechaza: existe la sospecha que Yanko quiere beneficiar a grupos árabes vinculados al terrorismo. Se genera un conflicto de intereses que termina con el asesinato de varias personas, entre ellas la esposa del banquero, que lleva a la contratación de Aaron Bogdanovich, un aparente vendedor de flores que trabaja para la inteligencia israelí.
La novela tiene un valor histórico por mostrar la incipiente introducción de la informática en los grandes negocios y el clima de cinismo y desconfianza de los 70, con el escándalo Watergate todavía caliente. Sus partes más interesantes son los pasajes donde West da cuenta de ese ambiente de desilusión y miedo. Por ejemplo, así describe Arlequín las actividades de Yanko:
 
—[...] Los proyectos más importantes de Creative Systems, lo que más le interesan personalmente a Yanko, se refieren a dos campos relacionados: la documentación policial y lo que cortésmente se llama control urbano. De lo que efectivamente se habla es de la supervisión, documentación, control estratégico y manipulación de enormes masas de personas en todos los continentes del globo. La instrumentación ya existe, el personal ya se está entrenando, los sistemas existentes se están ampliando y mejorando. No se utilizan simplemente contra los criminales, sino contra disidentes políticos y, más aún, para decidir diariamente al destino de la gente común. Conducen inevitablemente al terror, a la represión, al contra-terror y a las cámaras de tortura. La compañía que proyecta tales sistemas está en una situación de inmenso poder y privilegio en todas las jurisdicciones, incluso bajo regímenes y sistemas opuestos. Ahora bien, si una compañía así puede ingresar en el mercado internacional del dinero, si puede manipular divisas y créditos, entonces tenemos un imperio que cabalga sobre todas las fronteras geográficas... Hace mucho tiempo que veo evolucionar esta situación. El año pasado hablé sobre esto en una reunión de banqueros, en Londres. Procuré establecer la distinción entre el uso legítimo de la computación y aquellos otros que constituyen una amenaza a la libertad personal. Creo que el discurso se comentó mucho. Yo lo hice imprimir para que circulara entre los amigos, pero no todos lo acogieron bien. Un ejemplar le fue enviado a Yanko, quien jamás acusó el recibo. Ahora pienso que eso determinó su actual estrategia contra la Compañía y contra mí.
 
En un mundo de desengaño, la figura de Bogdanovich aparece como un faro en la noche:
 
Era consentir con la locura, y yo lo sabía; pero en un mundo de lunáticos, los locos estaban más seguros que los cuerdos. Estaban acostumbrados al caos, esperaban lo monstruoso: bombas en la correspondencia, veneno en el agua, niños decapitados en la calle, asesinatos en masa a manos de generales. Sabían que a la gente le disparan en los aeropuertos, la violan en los ascensores, la torturan profesionales pagados con dineros públicos. Era tan normal que los presidentes mintieran como que los policías fueran perjuros y las compañías telefónicas patrocinaran revoluciones.
En el contexto de la insania colectiva, Aaron Bogdanovich era el más razonable de los hombres. La fría matemática por la cual se regía era el único sistema viable en un mundo de conflicto ético y donde la ley era imposible de respetar. Si Dios no existía, o se iba de viaje por demasiado tiempo, sus reemplazantes lógicos eran Aaron Bogdanovich y los de su especie. Hasta en el infierno había que mantener el orden, y el terror era el más refinado de los instrumentos. No era necesario usarlo con demasiada frecuencia; bastaba con exhibirlo mediante constantes amenazas y algún ocasional ejemplo sangriento. El único recurso contra él era un terror más intenso. Finalmente la Humanidad tenía que someterse, aunque no fuera más que para vivir en paz bajo la clara luz de un gélido desierto. Era una lógica de pesadilla, pero una vez aceptadas las premisas, era imposible eludir la conclusión.
 
La novela va centrándose cada vez más en Paul Desmond, sus dudas y miedos, su enamoramiento de la secretaria de Arlequín, sus reflexiones:
 
No hacía falta un ejercicio lógico muy exhaustivo para llegar a la conclusión de que finalmente había que perder. La edad se adueñaba insidiosamente de uno, lo rodeaban jóvenes valientes ávidos de triunfo. El dinero se convertía en un monstruo enloquecido que se mordía la cola, que se autodevoraba hasta extinguirse. La propiedad era algo que se hipotecaba para conseguir crédito para comprar más propiedades para hipotecarlas y hacer más compras, para capitalizarse finalmente por si la tortuosa ruta llegaba a un callejón sin salida. Estábamos todos condenados a la eterna noria: un poco de vigilia, un poco de sueño, una catarsis por el terror y la piedad, un poco de amor, mucha soledad, y dos abluciones por día para poder sentirnos limpios aunque no lo estuviéramos. Después, se llegaba a la etapa en que nos preguntábamos si no estaríamos, simplemente, matando el tiempo hasta que el tiempo nos matara.
 
A todo esto, aparece Milo Frohm, alto agente del FBI, que instruye a Desmond sobre la injerencia de la razón de estado en el mundo de los negocios:
 
—... Nuestro Departamento de Estado está de malas con los europeos porque están haciendo contratos petroleros separados con los árabes. Los israelíes están resentidos con los europeos porque los franceses y los noruegos han anulado su red de espionaje y su sistema de información contra los terroristas. También están resentidos con nosotros, porque se imaginan que hemos cedido demasiado en las negociaciones para el alto el fuego. Este es el fondo contra el cual tienen que ver ustedes su situación con Basil Yanko. Políticamente, para nosotros ha sido útil; nos abrió accesos a Europa; consiguió atraer el dinero y la buena voluntad de los árabes hacia nuestro país en vez de hacia Europa. Esto es alta política y negocio a lo grande, lo que significa cierta cantidad de basura que hay que esconder bajo la alfombra. Nosotros lo sabemos y, lamentablemente, lo aceptamos si resulta y ponemos el grito en el cielo en caso contrario. Desde el punto de vista político nos encantaría que Yanko pudiera comprar su compañía. En realidad, nos fastidia enormemente que haya jugado un juego demasiado duro y que usted se haya mostrado demasiado hábil, con lo que cada día aparece un nuevo trapito al sol. En una palabra, señor Arlequín, ha provocado usted un escándalo de primera en un momento en que, para nosotros, es llover sobre mojado...
 
Si bien va tocando los grandes temas de los años 70 (el terrorismo, las turbulencias financieras, la desilusión con el sistema), Arlequín es un relato bastante intimista, una búsqueda interior de la paz y de la felicidad a pesar de todo. Cerca del final, ayudado por una violenta treta ideada por Bogdanovich, Arlequín le gana la partida a Yanko; debería ser el tiempo de festejar, pero el banquero hace una jugada digna de su apellido, dejando abierta la puerta para que el juego no se detenga. Mientras Desmond transitó durante la narración un camino hacia la conciencia ética y la aceptación de la felicidad, su jefe, de manera opaca, hizo suya la pulsión de destrucción, propia y la de sus allegados. Un final sorprendente para una novela ligera.

viernes, 24 de mayo de 2019

EL CASO ORGAGNA, de Morris West (Javier Vergara)

Título: El caso Orgagna
Autor: Morris West (1916-1999)
Título original: The big story (1957)
Traducción: Jorge Onfray y Wilfredo Reyes
Cubierta: Farré
Editor: Javier Vergara Editor (Buenos Aires)
Fecha de edición: 1986-04
Descripción física: 194 p.; 13,5x22 cm.
ISBN: 978-950-15-0550-4 (950-15-0550-2)
Estructura: 13 capítulos
Información sobre impresión:
[s.d.]

Información de contracubierta:
Morris West vuelve a situar su argumento en Italia, tal como lo hiciera en El Abogado del Diablo. Pero esta vez no narra el drama de un sacerdote o la búsqueda del amor, sino la aventura de un periodista en persecución de la verdad. Y la verdad se concreta, en esta apasionante novela, en la figura audaz, terrible y sabia de Vittorio, duque de Orgagna. Miembro titular de una antiquísima familia italiana, Vittorio piensa, vive, planea y ama a la manera de los príncipes renacentistas, sin omitir el veneno ni la fe en su religión. Richard Ashley, un periodista norteamericano sorprende la red de intrigas políticas, económicas y sentimentales del duque y se pone a reunir pruebas para denunciarlo en la prensa mundial. Pero, ¿se puede decir toda la verdad en las columnas de los periódicos? En el caso del duque de Orgagna, el periodista no sólo arriesgaba su vida, sino también el sentido mismo de su profesión: ¿Debía denunciarlo? ¿Podría denunciarlo?

ADAPTACIÓN CINEMATOGRÁFICA:
Esta novela fue filmada en 1965 por Don Chaffey con el título de The Crooked Road. Actuaron Robert Ryan como Richard Ashley, Nadia Gray como Cosima y Stewart Granger como el Duque de Orgagna. Desconozco si se estrenó en los países de habla hispana.

viernes, 9 de noviembre de 2018

EL EMBAJADOR, de Morris West (Pomaire)

Título: El embajador
Autor: Morris West (1916-1999)
Título original: The ambassador (1965)
Traducción: Carlos Vega
Editor: Editorial Pomaire (Santiago de Chile; Barcelona)
Edición: 1ª ed.
Fecha de edición: 1965
Descripción física: 299 p.; 11x17 cm.
Serie: Grandes novelas de hoy #101
Estructura: 12 capítulos
Información sobre impresión:
Impreso por Emegé
Calle Londres, 98
Barcelona

Información de contracubierta:
El creador de “Las Sandalias del Pescador” y “La Torre de Babel” sitúa esta novela en la tierra martirizada de Vietnam. Es una de las mejores obras de WEST. Se entrelazan en ella la vida y la muerte, la fe y la duda.
La acción gira en torno a un personaje norteamericano: Maxwell Gordon Amberley. El es EL EMBAJADOR de los Estados Unidos en Vietnam del Sur. Su país le envió como mensajero de la libertad, como símbolo y agente de la justicia, como defensor de la autodeterminación de los pueblos. Pero, en su fuero íntimo, EL EMBAJADOR no tiene plena confianza en la justicia que representa, piensa que su propia libertad está en tela de juicio y debe enfrentar sus ideas y sus métodos políticos con el dictador vietnamita, que ejerce su poder desde el palacio de Saigón. La “guerra eterna” de Vietnam, el conflicto más agudo y obsesionante de nuestra época, se perfila en esta novela de MORRIS WEST con un dramatismo realista, envuelto en una red de intrigas, de violencia y de interrogantes expresados con descarnada sinceridad, que el autor plantea a través de sus personajes.

MI COMENTARIO:
Maxwell Gordon Amberley, experimentado diplomático estadounidense, es nombrado embajador en la República de Vietnam del Sur. Este país está en una encrucijada imposible: por un lado, sufre la subversión comunista y la guerra con Vietnam del Norte; por otro lado, su presidente Phung Van Cung, un católico recalcitrante, mantiene una peligrosa tensión con la mayoría de su pueblo, de religión budista, lo que lleva a parte del ejército a planear un golpe de estado. A todo ello se suma la polémica presencia de soldados norteamericanos, que ayudan a evitar la invasión comunista, y las intrigas que genera Francia, auspiciando el estatuto de país neutral para Vietnam del Sur, lo que le facilitaría negocios con enormes ganancias.
Amberley está imbuido de las enseñanzas de Musó Soseki, monje japonés del budismo zen; se aferró a ellas tras la muerte de su esposa. Sin embargo, este bagaje poco le servirá en la complejidad del clima político y religioso de Saigón, donde, al poco de llegar, casi muere en un atentado contra su vida. Se entrevista varias veces con el presidente Cung, descubriendo a un político testarudo, incapaz de encontrar una solución a la situación de su país, pero muy talentoso en mantenerse en su cargo, a través de la intriga y la represión. Amberley va conociendo a varios personajes, entre ellos Harry Yaffa, jefe de la CIA en Vietnam del Sur. Yaffa es la encarnación misma del pragmatismo y la razón de estado, y será el validador final del plan para derrocar a Cung. El embajador intentará impedirlo, pero la vorágine de los acontecimientos terminará por vencerlo. La situación termina siendo peor: el presidente depuesto es asesinado por sus captores; Amberley entra en una profunda crisis, y la novela termina con él y Soseki buscando una salida espiritual a tanto desastre.
Siempre me intrigó esta novela, sobre todo si entraba en el alcance de la literatura de espionaje. Realmente fue una agradable sorpresa: West demuestra un gran conocimiento de la situación del Vietnam de aquel entonces y de las fuerzas que giraban en torno de ese país dividido, pero, sobre todo, vuelca ese conocimiento en un gran relato, estimulante y atractivo, a diferencia de otros bestsellers que suelen producir rimeros de datos con forma de novela. Un punto fuerte es la relación que se establece entre el embajador y el presidente: Amberley asiste al último gran indígena colonizado, una persona tenebrosa y ciertamente equivocada, pero que al sentirse víctima de las circunstancias se aferra al poder y a sus convicciones religiosas y prooccidentales y decide utilizar los resortes secretos del gobierno para persistir en su intento de salvar a Vietnam del Sur. El camino de Cung al infierno está muy bien contado, sobre todo porque West resalta el misterio que envuelve todo tránsito político. También es importante el interés que tiene sobre el budismo como factor político, con una población que resiste tanto a un presidente católico como a una subversión comunista. Queda el interrogante de si el budismo podría derivar en una alternativa política de alcance regional, integrando a los países con mayorías de esa religión (en un momento se dice que el marxismo de Ho Chi Minh terminará absorbido por los postulados de Buda). West, como católico que era, siente una íntima atracción por esa religión oriental que, como decía el historiador Will Durant, tenía el destino de combinarse con el cristianismo en el Medioevo para crear una nueva cultura humana de amor y paz, destino truncado por la aparición del Islam. Sin embargo, frente a estas religiones se eleva otra, el culto al espionaje y la intriga política que atravesó el siglo XX; su credo queda bien expresado por el tranquilo Sr. Yaffa:

—Creo que soy un intrigante por naturaleza. Me gusta lo que hago. No respeto demasiado la naturaleza humana, o a mí mismo. En el mejor de los casos, el hombre es una bestia medio civilizada, y entonces necesita de un policía para mantenerle decente en las calles y a tipos como yo para sacarles los ases de la manga cuando se juega póquer internacional... ¿Yo? Soy un buen perro guardián porque no me ilusiono por nada. Si su mejor amigo no se interesa por el dinero de la familia, es porque le tiene un ojo puesto a su esposa. La gente es tan honrada como puede; y en cuanto se presenta el sexo, el poder del hombre o algo que necesitan verdaderamente, no son nunca honrados. Yo soy un bicho raro también, de manera que nada me sorprende, nada me asombra y siempre estoy dispuesto a calcular mis apuestas. Eso me transforma en un buen agente. ¡Pero no en el hombre con el cual usted desearía que se casara su hija!
—¿Y confía en sí mismo, Harry?
—Más que en cualquier otro, porque me conozco mejor que al resto..., aun cuando no esté contento de mí mismo.
—Es una filosofía muy árida.
—Es un mundo árido, señor embajador. Pero, a mi modo, me las arreglo, aunque sea a patadas. Y cuando ya no pueda dar patadas, me largo. —Rió entrecortadamente—. Es una de las ventajas de mi negocio. ¡Conozco muchas formas de morir fácilmente!

viernes, 16 de marzo de 2018

EL EMBAJADOR, de Morris West (Pomaire)

Título: El embajador
Autor: Morris West (1916-1999)
Título original: The ambassador (1965)
Traducción: Carlos Vega
Cubierta: Will Faber
Editor: Editorial Pomaire (Barcelona; Santiago de Chile)
Fecha de edición: 1965
Descripción física: 291, 2 p.; 11x17,5 cm.
Serie: Grandes novelas de hoy #101
Depósito legal: B. 8.619-1965
Estructura: 12 capítulos
Información sobre impresión:
Emegé - Enrique Granados, 91 y Londres, 98 - Barcelona

Información de contracubierta:
Vietnam del Sur. Viet Cong. China comunista. Pathet Lao. El Departamento de Estado. El Pentágono. De Gaulle y su neutralismo para el sudeste de Asia. Estos nombres, entre otros, encuadran el espacio en que se mueve esta nueva novela de el autor de Las Sandalias del Pescador. El tiempo transcurre veloz e intenso, entre la vida y muerte del dictador de Vietnam del Sur, que es uno de los personajes clave de esta novela llamada a apasionar a los lectores contemporáneos. Y se trata, nada menos, que de un dictador que despertará toda suerte de analogías en el recuerdo de los lectores bien informados. El budismo perseguido, bonzos ardiendo como antorchas, minorías católicas que buscan la protección de sus fieles y, detrás de toda la agitación y la intriga, un hombre: El Embajador. Un hombre llamado por la Historia para ejercer justicia en medio del caos revolucionario, y que, sin embargo, confiesa no tener confianza en la justicia que representa. Un hombre enviado por su país para defender la autodeterminación del pueblo Sudvietnamita, y que, sin embargo, no cree siquiera en la autodeterminación de sí mismo. Un hombre destinado a anunciar la libertad en medio de un pueblo amenazado y que, no obstante, cae en la cuenta de que su propia libertad está en tela de juicio. Este hombre, llamado Maxwell Gordon Amberley, es el embajador de los Estados Unidos de Norteamérica en Vietnam del Sur y protagonista principal de esta novela de Morris West. Difícilmente podrá marginarse de este drama aquel lector medianamente consciente de la aventura que está corriendo nuestro mundo en el Sudeste de Asia; y más difícilmente aún podrá desinteresarse de los interrogantes crueles y vitales que West plantea a través de sus personajes.

MI COMENTARIO:
Maxwell Gordon Amberley, experimentado diplomático estadounidense, es nombrado embajador en la República de Vietnam del Sur. Este país está en una encrucijada imposible: por un lado, sufre la subversión comunista y la guerra con Vietnam del Norte; por otro lado, su presidente Phung Van Cung, un católico recalcitrante, mantiene una peligrosa tensión con la mayoría de su pueblo, de religión budista, lo que lleva a parte del ejército a planear un golpe de estado. A todo ello se suma la polémica presencia de soldados norteamericanos, que ayudan a evitar la invasión comunista, y las intrigas que genera Francia, auspiciando el estatuto de país neutral para Vietnam del Sur, lo que le facilitaría negocios con enormes ganancias.
Amberley está imbuido de las enseñanzas de Musó Soseki, monje japonés del budismo zen; se aferró a ellas tras la muerte de su esposa. Sin embargo, este bagaje poco le servirá en la complejidad del clima político y religioso de Saigón, donde, al poco de llegar, casi muere en un atentado contra su vida. Se entrevista varias veces con el presidente Cung, descubriendo a un político testarudo, incapaz de encontrar una solución a la situación de su país, pero muy talentoso en mantenerse en su cargo, a través de la intriga y la represión. Amberley va conociendo a varios personajes, entre ellos Harry Yaffa, jefe de la CIA en Vietnam del Sur. Yaffa es la encarnación misma del pragmatismo y la razón de estado, y será el validador final del plan para derrocar a Cung. El embajador intentará impedirlo, pero la vorágine de los acontecimientos terminará por vencerlo. La situación termina siendo peor: el presidente depuesto es asesinado por sus captores; Amberley entra en una profunda crisis, y la novela termina con él y Soseki buscando una salida espiritual a tanto desastre.
Siempre me intrigó esta novela, sobre todo si entraba en el alcance de la literatura de espionaje. Realmente fue una agradable sorpresa: West demuestra un gran conocimiento de la situación del Vietnam de aquel entonces y de las fuerzas que giraban en torno de ese país dividido, pero, sobre todo, vuelca ese conocimiento en un gran relato, estimulante y atractivo, a diferencia de otros bestsellers que suelen producir rimeros de datos con forma de novela. Un punto fuerte es la relación que se establece entre el embajador y el presidente: Amberley asiste al último gran indígena colonizado, una persona tenebrosa y ciertamente equivocada, pero que al sentirse víctima de las circunstancias se aferra al poder y a sus convicciones religiosas y prooccidentales y decide utilizar los resortes secretos del gobierno para persistir en su intento de salvar a Vietnam del Sur. El camino de Cung al infierno está muy bien contado, sobre todo porque West resalta el misterio que envuelve todo tránsito político. También es importante el interés que tiene sobre el budismo como factor político, con una población que resiste tanto a un presidente católico como a una subversión comunista. Queda el interrogante de si el budismo podría derivar en una alternativa política de alcance regional, integrando a los países con mayorías de esa religión (en un momento se dice que el marxismo de Ho Chi Minh terminará absorbido por los postulados de Buda). West, como católico que era, siente una íntima atracción por esa religión oriental que, como decía el historiador Will Durant, tenía el destino de combinarse con el cristianismo en el Medioevo para crear una nueva cultura humana de amor y paz, destino truncado por la aparición del Islam. Sin embargo, frente a estas religiones se eleva otra, el culto al espionaje y la intriga política que atravesó el siglo XX; su credo queda bien expresado por el tranquilo Sr. Yaffa:

—Creo que soy un intrigante por naturaleza. Me gusta lo que hago. No respeto demasiado la naturaleza humana, o a mí mismo. En el mejor de los casos, el hombre es una bestia medio civilizada, y entonces necesita de un policía para mantenerle decente en las calles y a tipos como yo para sacarles los ases de la manga cuando se juega póquer internacional... ¿Yo? Soy un buen perro guardián porque no me ilusiono por nada. Si su mejor amigo no se interesa por el dinero de la familia, es porque le tiene un ojo puesto a su esposa. La gente es tan honrada como puede; y en cuanto se presenta el sexo, el poder del hombre o algo que necesitan verdaderamente, no son nunca honrados. Yo soy un bicho raro también, de manera que nada me sorprende, nada me asombra y siempre estoy dispuesto a calcular mis apuestas. Eso me transforma en un buen agente. ¡Pero no en el hombre con el cual usted desearía que se casara su hija!
—¿Y confía en sí mismo, Harry?
—Más que en cualquier otro, porque me conozco mejor que al resto..., aun cuando no esté contento de mí mismo.
—Es una filosofía muy árida.
—Es un mundo árido, señor embajador. Pero, a mi modo, me las arreglo, aunque sea a patadas. Y cuando ya no pueda dar patadas, me largo. —Rió entrecortadamente—. Es una de las ventajas de mi negocio. ¡Conozco muchas formas de morir fácilmente!

viernes, 7 de julio de 2017

ARLEQUIN, de Morris West (Libros de Cabecera, ebook)

Título: Arlequín
Autor: Morris West (1916-1999)
Título original: Harlequin (1974)
Traducción: Rosa Fragua Corbacho
Editor: Libros de Cabecera (Barcelona)
Fecha de edición: 2010-01
Descripción digital: 1 ePub/1 PDF
ISBN: 978-84-936740-6-9; 978-84-937757-6-6 (uno es del epub, otro del PDF, pero no pude identificar a cual corresponde cada uno)
Estructura: 10 capítulos
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Información en línea:
Paul Desmond admira a su buen amigo George Arlequín por su linaje, exquisita educación y fluidez en varias lenguas. Presidente de un prestigioso banco europeo con sede en Ginebra, Arlequín pertenece a esa clase de caballeros en extinción cuyo apretón de manos es una obligación. Pero los tiempos han cambiado, y su mundo se ve amenazado por un ataque frontal y despiadado a escala internacional.
Basil Yanko, un hombre de negocios ambicioso y sin escrúpulos, quiere conseguir el control de la compañía de Arlequín. Nada le detendrá en su oferta pública de compra, utilizando incluso el asesinato para conseguir sus objetivos. Ambientada en el mundo de las altas finanzas internacionales, es una novela apasionante, fresca y entretenida, que mantiene toda su vigencia a pesar del paso del tiempo.
Con una nueva traducción del original, Libros de Cabecera ha recuperado este bestseller de los años 70 para ponerlo al alcance de las nuevas generaciones.

Morris West
Melbourne 1916-Sydney 1999. Con más de treinta libros publicados, es considerado el escritor más leído de la historia literaria de Australia. Sus novelas han sido traducidas a veintisiete idiomas y ha vendido 60 millones de ejemplares. Desde el punto de vista literario, pasa por ser el creador del suspense eclesiástico y de la intriga religiosa al alcance de las masas lectoras y aficionadas a la pantalla.
En uno de sus trabajos más famosos, Las sandalias del pescador (1963), anticipó la elección de un papa eslavo, 15 años antes de la asunción de Karol Wojtyla como Juan Pablo II. De su larga bibliografía cabe destacar además El abogado del diablo (1959), La torre de Babel (1968), El verano del lobo rojo (1971), El navegante (1976), Proteus (1979) y Los bufones de Dios (1981).


MI COMENTARIO:
La novela gira en torno de tres personajes: George Arlequín, un banquero suizo que vive y atiende sus negocios en Nueva York; Paul Desmond, su asistente de origen australiano; y Basil Yanko, dueño de Creative Systems, una empresa informática que brinda sus servicios al mundo de las finanzas. Yanko hace una oferta agresiva para comprar el banco de Arlequín, propuesta que éste rechaza: existe la sospecha que Yanko quiere beneficiar a grupos árabes vinculados al terrorismo. Se genera un conflicto de intereses que termina con el asesinato de varias personas, entre ellas la esposa del banquero, que lleva a la contratación de Aaron Bogdanovich, un aparente vendedor de flores que trabaja para la inteligencia israelí.
La novela tiene un valor histórico por mostrar la incipiente introducción de la informática en los grandes negocios y el clima de cinismo y desconfianza de los 70, con el escándalo Watergate todavía caliente. Sus partes más interesantes son los pasajes donde West da cuenta de ese ambiente de desilusión y miedo. Por ejemplo, así describe Arlequín las actividades de Yanko:

—[...] Los proyectos más importantes de Creative Systems, lo que más le interesan personalmente a Yanko, se refieren a dos campos relacionados: la documentación policial y lo que cortésmente se llama control urbano. De lo que efectivamente se habla es de la supervisión, documentación, control estratégico y manipulación de enormes masas de personas en todos los continentes del globo. La instrumentación ya existe, el personal ya se está entrenando, los sistemas existentes se están ampliando y mejorando. No se utilizan simplemente contra los criminales, sino contra disidentes políticos y, más aún, para decidir diariamente al destino de la gente común. Conducen inevitablemente al terror, a la represión, al contra-terror y a las cámaras de tortura. La compañía que proyecta tales sistemas está en una situación de inmenso poder y privilegio en todas las jurisdicciones, incluso bajo regímenes y sistemas opuestos. Ahora bien, si una compañía así puede ingresar en el mercado internacional del dinero, si puede manipular divisas y créditos, entonces tenemos un imperio que cabalga sobre todas las fronteras geográficas... Hace mucho tiempo que veo evolucionar esta situación. El año pasado hablé sobre esto en una reunión de banqueros, en Londres. Procuré establecer la distinción entre el uso legítimo de la computación y aquellos otros que constituyen una amenaza a la libertad personal. Creo que el discurso se comentó mucho. Yo lo hice imprimir para que circulara entre los amigos, pero no todos lo acogieron bien. Un ejemplar le fue enviado a Yanko, quien jamás acusó el recibo. Ahora pienso que eso determinó su actual estrategia contra la Compañía y contra mí.

En un mundo de desengaño, la figura de Bogdanovich aparece como un faro en la noche:

Era consentir con la locura, y yo lo sabía; pero en un mundo de lunáticos, los locos estaban más seguros que los cuerdos. Estaban acostumbrados al caos, esperaban lo monstruoso: bombas en la correspondencia, veneno en el agua, niños decapitados en la calle, asesinatos en masa a manos de generales. Sabían que a la gente le disparan en los aeropuertos, la violan en los ascensores, la torturan profesionales pagados con dineros públicos. Era tan normal que los presidentes mintieran como que los policías fueran perjuros y las compañías telefónicas patrocinaran revoluciones.
En el contexto de la insania colectiva, Aaron Bogdanovich era el más razonable de los hombres. La fría matemática por la cual se regía era el único sistema viable en un mundo de conflicto ético y donde la ley era imposible de respetar. Si Dios no existía, o se iba de viaje por demasiado tiempo, sus reemplazantes lógicos eran Aaron Bogdanovich y los de su especie. Hasta en el infierno había que mantener el orden, y el terror era el más refinado de los instrumentos. No era necesario usarlo con demasiada frecuencia; bastaba con exhibirlo mediante constantes amenazas y algún ocasional ejemplo sangriento. El único recurso contra él era un terror más intenso. Finalmente la Humanidad tenía que someterse, aunque no fuera más que para vivir en paz bajo la clara luz de un gélido desierto. Era una lógica de pesadilla, pero una vez aceptadas las premisas, era imposible eludir la conclusión.

La novela va centrándose cada vez más en Paul Desmond, sus dudas y miedos, su enamoramiento de la secretaria de Arlequín, sus reflexiones:

No hacía falta un ejercicio lógico muy exhaustivo para llegar a la conclusión de que finalmente había que perder. La edad se adueñaba insidiosamente de uno, lo rodeaban jóvenes valientes ávidos de triunfo. El dinero se convertía en un monstruo enloquecido que se mordía la cola, que se autodevoraba hasta extinguirse. La propiedad era algo que se hipotecaba para conseguir crédito para comprar más propiedades para hipotecarlas y hacer más compras, para capitalizarse finalmente por si la tortuosa ruta llegaba a un callejón sin salida. Estábamos todos condenados a la eterna noria: un poco de vigilia, un poco de sueño, una catarsis por el terror y la piedad, un poco de amor, mucha soledad, y dos abluciones por día para poder sentirnos limpios aunque no lo estuviéramos. Después, se llegaba a la etapa en que nos preguntábamos si no estaríamos, simplemente, matando el tiempo hasta que el tiempo nos matara.

A todo esto, aparece Milo Frohm, alto agente del FBI, que instruye a Desmond sobre la injerencia de la razón de estado en el mundo de los negocios:

—... Nuestro Departamento de Estado está de malas con los europeos porque están haciendo contratos petroleros separados con los árabes. Los israelíes están resentidos con los europeos porque los franceses y los noruegos han anulado su red de espionaje y su sistema de información contra los terroristas. También están resentidos con nosotros, porque se imaginan que hemos cedido demasiado en las negociaciones para el alto el fuego. Este es el fondo contra el cual tienen que ver ustedes su situación con Basil Yanko. Políticamente, para nosotros ha sido útil; nos abrió accesos a Europa; consiguió atraer el dinero y la buena voluntad de los árabes hacia nuestro país en vez de hacia Europa. Esto es alta política y negocio a lo grande, lo que significa cierta cantidad de basura que hay que esconder bajo la alfombra. Nosotros lo sabemos y, lamentablemente, lo aceptamos si resulta y ponemos el grito en el cielo en caso contrario. Desde el punto de vista político nos encantaría que Yanko pudiera comprar su compañía. En realidad, nos fastidia enormemente que haya jugado un juego demasiado duro y que usted se haya mostrado demasiado hábil, con lo que cada día aparece un nuevo trapito al sol. En una palabra, señor Arlequín, ha provocado usted un escándalo de primera en un momento en que, para nosotros, es llover sobre mojado...

Si bien va tocando los grandes temas de los años 70 (el terrorismo, las turbulencias financieras, la desilusión con el sistema), Arlequín es un relato bastante intimista, una búsqueda interior de la paz y de la felicidad a pesar de todo. Cerca del final, ayudado por una violenta treta ideada por Bogdanovich, Arlequín le gana la partida a Yanko; debería ser el tiempo de festejar, pero el banquero hace una jugada digna de su apellido, dejando abierta la puerta para que el juego no se detenga. Mientras Desmond transitó durante la narración un camino hacia la conciencia ética y la aceptación de la felicidad, su jefe, de manera opaca, hizo suya la pulsión de destrucción, propia y la de sus allegados. Un final sorprendente para una novela ligera.

jueves, 9 de febrero de 2017

LA SALAMANDRA, de Morris West (Plaza & Janés)

Título: La salamandra
Autor: Morris West (1916-1999)
Título original: The salamander (1973)
Traducción: Sebastián Martínez y Luis Vigil
Cubierta: Alvaro
Editor: Plaza & Janés Editores (Barcelona)
Edición: 1ª ed.
Fecha de edición: 1975-06
Serie: Colección Manantial #10
ISBN: 978-84-01-46011-1 (84-01-46011-5)
Depósito legal: B. 26282-1975
Estructura: nota del autor, 3 libros
Información sobre impresión:
Gráficas Guada, S.A. - Virgen de Guadalupe, 33
Esplugas de Llobregat (Barcelona)

Información de contracubierta:
La salamandra es un ser fantástico, considerado como espíritu elemental del fuego. Es un símbolo del hombre que sobrevive. Es también el nombre, en clave, del “cavaliere” Bruno Manzini, poderoso industrial con un extraño pasado, temeroso de que la tambaleante democracia italiana pueda sucumbir ante un golpe de Estado militar. En la alta sociedad de la política y de las finanzas de la Italia contemporánea, West sitúa una historia de amor, de intriga y de violencia, hace desfilar una fascinante galería de personajes.

ADAPTACIÓN AL CINE:
The Salamander (1981) fue dirigida por Peter Zinner y protagonizada por Franco Nero (Coronel Dante Matucci), Anthony Quinn (Bruno Manzini), Martin Balsam (Capitán Steffanelli), Sybil Danning (Lili Anders), Christopher Lee (Príncipe Baldasar, Director de Contrainteligencia), Cleavon Little (Mayor Carl Malinowski), Paul L. Smith (el cirujano), John Steiner (Capitán Roditi), Claudia Cardinale (Elena Leporello) y Eli Wallach (General Leporello). En España se conoció como La salamandra roja, mientras que en Argentina simplemente como La salamandra.



viernes, 4 de noviembre de 2016

ARLEQUIN, de Morris West (Plaza & Janés) #2

Título: Arlequín
Autor: Morris West (1916-1999)
Título original: Harlequin (1974)
Traducción: Marta I. Guastavino
Cubierta: Víctor Viano
Editor: Plaza & Janés Editores (Barcelona)
Edición: 2ª ed.
Fecha de edición: 1990-08
Serie: Los jet de Plaza & Janés #123/4
ISBN: 978-84-01-49744-5 (84-01-49744-2)
Depósito legal: B. 30.127-1990
Estructura: 10 capítulos
Información sobre impresión:
Impreso en Litografía Rosés, S.A. - Cobalto, 7-9 - Barcelona

Información de contracubierta:
¿Puede un hombre, en una sociedad sin ley, tomarse la justicia por su mano? Esta violenta novela del autor de “El abogado del diablo” y de “Las sandalias del pescador” hace penetrar al lector en la jungla de las empresas multinacionales. Y el panorama resulta fascinante.

MI COMENTARIO:
La novela gira en torno de tres personajes: George Arlequín, un banquero suizo que vive y atiende sus negocios en Nueva York; Paul Desmond, su asistente de origen australiano; y Basil Yanko, dueño de Creative Systems, una empresa informática que brinda sus servicios al mundo de las finanzas. Yanko hace una oferta agresiva para comprar el banco de Arlequín, propuesta que éste rechaza: existe la sospecha que Yanko quiere beneficiar a grupos árabes vinculados al terrorismo. Se genera un conflicto de intereses que termina con el asesinato de varias personas, entre ellas la esposa del banquero, que lleva a la contratación de Aaron Bogdanovich, un aparente vendedor de flores que trabaja para la inteligencia israelí.
La novela tiene un valor histórico por mostrar la incipiente introducción de la informática en los grandes negocios y el clima de cinismo y desconfianza de los 70, con el escándalo Watergate todavía caliente. Sus partes más interesantes son los pasajes donde West da cuenta de ese ambiente de desilusión y miedo. Por ejemplo, así describe Arlequín las actividades de Yanko:

—[...] Los proyectos más importantes de Creative Systems, lo que más le interesan personalmente a Yanko, se refieren a dos campos relacionados: la documentación policial y lo que cortésmente se llama control urbano. De lo que efectivamente se habla es de la supervisión, documentación, control estratégico y manipulación de enormes masas de personas en todos los continentes del globo. La instrumentación ya existe, el personal ya se está entrenando, los sistemas existentes se están ampliando y mejorando. No se utilizan simplemente contra los criminales, sino contra disidentes políticos y, más aún, para decidir diariamente al destino de la gente común. Conducen inevitablemente al terror, a la represión, al contra-terror y a las cámaras de tortura. La compañía que proyecta tales sistemas está en una situación de inmenso poder y privilegio en todas las jurisdicciones, incluso bajo regímenes y sistemas opuestos. Ahora bien, si una compañía así puede ingresar en el mercado internacional del dinero, si puede manipular divisas y créditos, entonces tenemos un imperio que cabalga sobre todas las fronteras geográficas... Hace mucho tiempo que veo evolucionar esta situación. El año pasado hablé sobre esto en una reunión de banqueros, en Londres. Procuré establecer la distinción entre el uso legítimo de la computación y aquellos otros que constituyen una amenaza a la libertad personal. Creo que el discurso se comentó mucho. Yo lo hice imprimir para que circulara entre los amigos, pero no todos lo acogieron bien. Un ejemplar le fue enviado a Yanko, quien jamás acusó el recibo. Ahora pienso que eso determinó su actual estrategia contra la Compañía y contra mí.

En un mundo de desengaño, la figura de Bogdanovich aparece como un faro en la noche:

Era consentir con la locura, y yo lo sabía; pero en un mundo de lunáticos, los locos estaban más seguros que los cuerdos. Estaban acostumbrados al caos, esperaban lo monstruoso: bombas en la correspondencia, veneno en el agua, niños decapitados en la calle, asesinatos en masa a manos de generales. Sabían que a la gente le disparan en los aeropuertos, la violan en los ascensores, la torturan profesionales pagados con dineros públicos. Era tan normal que los presidentes mintieran como que los policías fueran perjuros y las compañías telefónicas patrocinaran revoluciones.
En el contexto de la insania colectiva, Aaron Bogdanovich era el más razonable de los hombres. La fría matemática por la cual se regía era el único sistema viable en un mundo de conflicto ético y donde la ley era imposible de respetar. Si Dios no existía, o se iba de viaje por demasiado tiempo, sus reemplazantes lógicos eran Aaron Bogdanovich y los de su especie. Hasta en el infierno había que mantener el orden, y el terror era el más refinado de los instrumentos. No era necesario usarlo con demasiada frecuencia; bastaba con exhibirlo mediante constantes amenazas y algún ocasional ejemplo sangriento. El único recurso contra él era un terror más intenso. Finalmente la Humanidad tenía que someterse, aunque no fuera más que para vivir en paz bajo la clara luz de un gélido desierto. Era una lógica de pesadilla, pero una vez aceptadas las premisas, era imposible eludir la conclusión.

La novela va centrándose cada vez más en Paul Desmond, sus dudas y miedos, su enamoramiento de la secretaria de Arlequín, sus reflexiones:

No hacía falta un ejercicio lógico muy exhaustivo para llegar a la conclusión de que finalmente había que perder. La edad se adueñaba insidiosamente de uno, lo rodeaban jóvenes valientes ávidos de triunfo. El dinero se convertía en un monstruo enloquecido que se mordía la cola, que se autodevoraba hasta extinguirse. La propiedad era algo que se hipotecaba para conseguir crédito para comprar más propiedades para hipotecarlas y hacer más compras, para capitalizarse finalmente por si la tortuosa ruta llegaba a un callejón sin salida. Estábamos todos condenados a la eterna noria: un poco de vigilia, un poco de sueño, una catarsis por el terror y la piedad, un poco de amor, mucha soledad, y dos abluciones por día para poder sentirnos limpios aunque no lo estuviéramos. Después, se llegaba a la etapa en que nos preguntábamos si no estaríamos, simplemente, matando el tiempo hasta que el tiempo nos matara.

A todo esto, aparece Milo Frohm, alto agente del FBI, que instruye a Desmond sobre la injerencia de la razón de estado en el mundo de los negocios:

—... Nuestro Departamento de Estado está de malas con los europeos porque están haciendo contratos petroleros separados con los árabes. Los israelíes están resentidos con los europeos porque los franceses y los noruegos han anulado su red de espionaje y su sistema de información contra los terroristas. También están resentidos con nosotros, porque se imaginan que hemos cedido demasiado en las negociaciones para el alto el fuego. Este es el fondo contra el cual tienen que ver ustedes su situación con Basil Yanko. Políticamente, para nosotros ha sido útil; nos abrió accesos a Europa; consiguió atraer el dinero y la buena voluntad de los árabes hacia nuestro país en vez de hacia Europa. Esto es alta política y negocio a lo grande, lo que significa cierta cantidad de basura que hay que esconder bajo la alfombra. Nosotros lo sabemos y, lamentablemente, lo aceptamos si resulta y ponemos el grito en el cielo en caso contrario. Desde el punto de vista político nos encantaría que Yanko pudiera comprar su compañía. En realidad, nos fastidia enormemente que haya jugado un juego demasiado duro y que usted se haya mostrado demasiado hábil, con lo que cada día aparece un nuevo trapito al sol. En una palabra, señor Arlequín, ha provocado usted un escándalo de primera en un momento en que, para nosotros, es llover sobre mojado...

Si bien va tocando los grandes temas de los años 70 (el terrorismo, las turbulencias financieras, la desilusión con el sistema), Arlequín es un relato bastante intimista, una búsqueda interior de la paz y de la felicidad a pesar de todo. Cerca del final, ayudado por una violenta treta ideada por Bogdanovich, Arlequín le gana la partida a Yanko; debería ser el tiempo de festejar, pero el banquero hace una jugada digna de su apellido, dejando abierta la puerta para que el juego no se detenga. Mientras Desmond transitó durante la narración un camino hacia la conciencia ética y la aceptación de la felicidad, su jefe, de manera opaca, hizo suya la pulsión de destrucción, propia y la de sus allegados. Un final sorprendente para una novela ligera.