jueves, 23 de noviembre de 2023

EL REGRESO DE MARA, novela de Kiling (Record)

Título:
El regreso de Mara
Autor: s.d.
Editor: Ediciones Record (Buenos Aires)
Fecha de edición: s.d.
Descripción física: 80 p.: il.; 13,5x18,5 cm.
Serie: Colección de oro Kiling #6
Estructura: 5 capítulos con subcapítulos numerados
Información sobre impresión:
COLECCIÓN DE ORO DE KILING N° 6 - Año I - Ediciones Record S.C.A. - Director: ALFREDO SCUTTI - Redacción y administración: Paraná 933, Capital - Distribuidor para interior: SADYE S.A.C.I. - Av. Belgrano 355, Capital - Distribuidor para Capital y Gran Buenos Aires: JORGE VIDAL. Honorio Pueyrredón 2057, 2°, I, Capital - Registro de la Propiedad Intelectual: En trámite - Miembro de la ASOCIACION ARGENTINA DE EDITORES DE REVISTAS. PRINTED IN ARGENTINA
IMPRESO EN LA REPÚBLICA ARGENTINA en los talleres gráficos Vinci Hnos.
Gregorio Pomar 3950 · Buenos Aires
 
Información de cubierta:
NOVELA POLICIAL KILING para adultos
 
NOTAS:
1) Esta es una de las novelas hechas en Argentina sobre el supervillano Killing (llamado allí “Kiling”), originalmente protagonista de fotonovelas.
2) Según el administrador del foro Killingfans, esta novela en realidad se tituló Sangre en el sol. Este ejemplar quizás fue producto de una reedición errónea o de la reencuadernación equivocada de un lector.

ALGUNAS IMÁGENES DE LA NOVELA:

viernes, 3 de noviembre de 2023

EL PRINCIPE OTON, de Robert Louis Stevenson (Espasa Calpe)

Título:
El príncipe Otón
Autor: Robert Louis Stevenson (1850-1894)
Título original: Prince Otto (1885)
Traducción: J. García Mercadal
Editor: Editorial Espasa-Calpe (Madrid)
Fecha de edición: 1929-10-21
Descripción física: 270, 1 p.; 13x19,5 cm.
Serie: Colección Babel
Estructura: dedicatoria, 3 libros (4, 14 y 4 capítulos), post-scriptum
Información sobre impresión:
Esta primera edición se terminó de imprimir en el Establecimiento Tipográfico de Sáez Hermanos, Calle del Norte, número 21, Madrid, el día 21 de octubre de 1929
 
MI COMENTARIO:
Un apretado resumen: Otón es el gobernante del ficticio principado germánico de Grunewald; es considerado por su pueblo como un tonto incompetente, incapaz de gobernar el reino. Una noche, Otón oculta su verdadera identidad y se queda con el granjero Killian y su familia. Sin saber que Otón es el príncipe, la familia discute cuánto lo desprecian. Al enterarse de que corren el riesgo de ser desalojados, Otón promete comprar la granja y cederle el contrato de arrendamiento a Killian. Otón escucha rumores de que su esposa, la princesa Amelia Serafina, está teniendo una aventura con el barón Gondremark, quien efectivamente gobierna el país. Consulta al Dr. Gotthold, su primo y amigo, y le pregunta si debería involucrarse más en los asuntos de Estado. Gotthold sostiene que Otón sería incapaz de ser un gobernante eficaz. El Canciller Greisengesang trae ahora la noticia de que Sir John Crabtree, un viajero inglés e invitado en Grunewald, está detenido contra su voluntad y sus documentos confiscados. Cuando Otón exige ver los periódicos, descubre que Crabtree ha estado escribiendo un relato condenatorio sobre Grunewald. Los periódicos insultan a Otón y mencionan el romance entre Serafina y Gondremark. También sugieren que Gondremark tiene una amante, la baronesa Von Rosen. Enojado, pero queriendo hacer lo correcto, Otón libera a Crabtree. Crabtree ahora siente que ha juzgado mal a Otón y avisa que destruirá los papeles. Luego, el Príncipe le confiesa su amor a Serafina y trata de persuadirla de que vea menos a Gondremark para evitar el escándalo. Mortificada porque lo que ella considera una alianza política se ha interpretado como una aventura, inicia una discusión. Mientras tanto, Gotthold le ha enviado a Otón un mensaje para informarle que el Consejo ha sido convocado en secreto. El Príncipe decide asistir. Descubre que Gondremark y la princesa han estado intentando que se apruebe una orden para declarar la guerra a un reino vecino, el pequeño ducado de Gerolstein. Otón lo desaprueba y disuelve el Consejo, pero primero pide dinero para comprar la granja de Killian. El Consejo lo niega, diciendo que los fondos no están disponibles. Luego, Otón conspira con la baronesa Von Rosen para robar el dinero del tesoro. Sin embargo, ella le trae su propio dinero y le revela que la princesa nunca fue la amante de Gondremark. Mientras tanto, la princesa recibe una nota que la despoja del derecho de firma (por orden de Otón). Furiosa y alentada por Gondremark, firma una orden para encerrar al Príncipe y al Dr. Gotthold en el Castillo de Felsenburg. Von Rosen ahora se entera del complot para arrestar a Otón y se lo cuenta a su regreso de la compra de la granja de Killian. Como Otón ama a la princesa, se somete al arresto. También le pide a Von Rosen que le entregue una carta declarando su amor a la princesa. Von Rosen le entrega la carta a la Princesa y un mensaje que recibió de Gondremark, diciendo que la princesa ahora está completamente en su poder. Al darse cuenta de que ama a Otón, Serafina le entrega a Von Rosen una carta para su liberación. También queda horrorizada por el comportamiento de Gondremark. Cuando él la visita e intenta seducirla creyendo erróneamente que ese es su deseo, ella lo apuñala. Entonces el pueblo inicia una revolución. La Princesa huye al bosque y decide hacer las paces con Otón. Von Rosen también ha huido, sin darse cuenta de la revuelta ni de que Gondremark esté herido. Ella va a Felsenberg y le entrega a Otón la carta de liberación. En el camino, se encuentra con Crabtree, quien le dice que Serafina está delante de él y que el reino está en rebelión. Cuando Von Rosen se entera de que Gondremark está herido, galopa para estar a su lado y le revela que siempre lo ha amado. Se declara la república en Grunewald. El Príncipe y la Princesa se reencuentran y prometen comenzar de nuevo su relación.

¿Por qué incluyo esta novela de Stevenson en mi compendio de espionaje? No suele identificarse como integrante del género. Sí es proclamada como precursora del subgénero llamado “romance ruritano”, ficción ambientada en países imaginarios de Europa central y oriental y publicada a fines del siglo XIX y principios del siglo XX. La novela fundadora fue El prisionero de Zenda de Anthony Hope. Sin embargo, El príncipe Otón se anticipó y planteó los elementos más distinguidos de las historias ruritanas: acciones en los círculos aristocráticos de esos países, intrigas políticas y pasiones románticas. Para el alcance de este blog, tiene varios elementos de interés “espionístico”:
• Otón, asumiendo la identidad de un visitante extranjero, recorre el campo de su país para recabar información sobre... ¡sí mismo! Puede decirse que trabaja como su propio jefe de espionaje.
• Gondremark, “aventurero prusiano” según lo semblantea el interlocutor de Otón, prepara la invasión de Gerolstein para legitimar su toma del poder. Un tema muy tratado en el género.
• El golpe de Gondremark no busca simplemente el cambio del ocupante del trono. Pretende la abolición del principado y la instauración de una república, un cambio total de régimen, una verdadera revolución política. Además, como le dicen a Otón, lo hace con un pie puesto “en las logias masónicas”, lo que implica una intervención externa.
• El inglés Crabtree se comporta como un verdadero espía de Londres en los países de Europa central, con las anotaciones y análisis que recaba en sus recorridas. Aparece el viaje como herramienta del espionaje.
Todavía no puede hablarse de una novela de espías, pero aparecen estos y otros componentes de la materia que sustenta a este tipo de ficción. El príncipe Otón es la novela menos famosa y conocida de Stevenson: por lo que pude averiguar, no tuvo adaptaciones al cine o la televisión, frente a la gran cantidad de versiones que existen de las otras obras de este autor. Sin embargo, vale la pena leerla, tiene una densidad que anticipa a la de las mejores novelas de intriga política del siglo XX. La huida de Serafina, luego de acuchillar a Gondremark, es un verdadero viaje iniciático. O quizás debería decirse abandónico, pues deja los ropajes de las oxidadas aristocracias europeas para acceder a una modernidad desconocida para ella. Una modernidad que Stevenson quería para él y para sus lectores.
 
NOTA:
En mi investigación sobre esta novela, descubrí que las cubiertas de sus ediciones por lo general no fueron llamativas, lo que seguramente colaboró para mantenerla en la penumbra. En cambio, encontré varias ilustraciones interiores de distintos artistas que reproducen mejor el contenido de la obra. Aquí les dejo tres de ellas:

Collins, sin año, il.: Nick
Collins, sin año, il.: Nick

Macmillan, 1928, il.: Edmund J. Sullivan

Bigelow, Smith & Co., 1906, il.: Reuben Bacon