Título: El pirata
Autor: Harold Robbins
(1916-1997)
Título original: The pirate (1974)
Traducción: Estela Canto
(versión de Francisco Torres Oliver)
Cubierta:
Farré-Huguet
Editor: Círculo
de Lectores (Buenos Aires)
Edición: 1ª ed.
Fecha de edición: 1975-11
Descripción física: 376 p.;
12,5x20,5 cm.: tela
Estructura:
prólogo, 3 libros, varios capítulos cada uno
Información sobre
impresión:
Edición no abreviada
Licencia editorial para Círculo de Lectores por cortesía de Ultramar Editores
1ª edición: 7.000 ejemplares
Impreso en offset en La Prensa Médica Argentina S.R.L., Junín 845, Capital Federal, noviembre 1975
Sección “El autor y su obra”:
Sólo dos décadas han transcurrido desde que Harold Robbins dio a luz su primera novela. No obstante, en la actualidad tiene asegurada una renta de veinte a veinticinco millones de pesetas anuales por derechos de autor, y su nombre —que tardó treinta años en ser su nombre— se ha hecho famoso en todo el mundo como novelista.
He aquí explicado en detalle lo acontecido. Harold Robbins nació el 21 de mayo de 1916, en uno de los sectores más modestos de Manhattan. Hijo de padres desconocidos, en el registro civil fue inscrito con el nombre de Francis Kane, nombre que justamente el escritor dio al protagonista de su primera novela. Su infancia y adolescencia transcurrieron bajo la custodia de un orfanato católico de la ciudad de Nueva York. Acogido sucesivamente en el seno de distintas familias, fue adoptado finalmente por la de un droguero de Manhattan, de quien recibió el nombre de Harold Rubin o Rubins, según las fuentes de información. Fue a los treinta años de edad cuando, al iniciar su carrera de escritor, prescindiendo para siempre del nombre de Rubin o Rubins, adoptó el seudónimo de Harold Robbins que acabó por ser su legítima denominación.
A los quince años, Robbins había abandonado los estudios cursados hasta entonces, a la vez que tomaba la resolución de ganarse la vida por sus propios medios, renunciando a la protección de sus padres adoptivos. Alquiló un cuarto en una casa de Harlem y, luego de ocuparse en diversos empleos, fue a parar de tenedor de libros en unos grandes almacenes de productos alimenticios. En el ejercicio de este empleo y al producirse una crisis económica en el país, fijó su atención en el hecho de que determinados productos almacenados como sobrante en algunas partes, eran objeto de insistentes demandas en otras. Decidido a participar directamente en los negocios, pidió prestados ochocientos dólares, aprendió a pilotar un avión, alquiló un aparato y con éste voló de Nueva York a las Carolinas, Virginia, Kentucky y otros lugares, y viceversa, comprando y vendiendo importantes partidas de maíz, legumbres y otros productos. A los veinte años era millonario por primera vez. Tres años después, sufría un grave error en sus especulaciones comerciales y perdía todo el dinero ganado anteriormente.
En 1940 hallamos a nuestro autor, con un sueldo de treinta y siete dólares a la semana, otra vez de tenedor de libros, pero ahora en la casa productora cinematográfica Universal. Experto en contabilidad, pronto descubre que la empresa sufría una merma en sus beneficios a causa del pago indebido durante años de una sobretasa fiscal, y logra para Universal Pictures el reintegro de aquellas cantidades. Éxito administrativo que equivale a que sea designado para ocupar cargos dirigentes en la planificación presupuestaria de la casa. Sin embargo, en 1946 dimite de estas funciones administrativas y propone a la propia Universal Pictures que le compre los derechos de filmación de las novelas que va a escribir. Aceptada la oferta para la primera obra, Harold Robbins se convierte en el novelista cuya fama es notoria en todos los países cultos del mundo. Hoy, además de ser el escritor mejor pagado, porque sus lectores se cuentan por millones en todos los idiomas a que ha sido traducido, las cadenas de T.V. y productoras cinematográficas se disputan sus obras literarias. Inusitado y rápido triunfo que tiene por causa en buena parte el que, dice el propio Robbins, «soy un escritor popular, para toda clase de públicos; porque describo el mundo de hoy y las gentes que veo, y porque no me gusta escribir sobre mí mismo».
Todo lo dicho, sólo con unas pocas novelas, que son las tan celebradas Traficantes de sueños, Una lápida para Danny Fisher, Nunca me abandones, Avenida del Parque 79, Los insaciables, El precio del placer, Los profanadores del amor, No amarás a un extraño, Los aventureros, Los herederos y El Pirata.
Después de
veinticinco años de matrimonio con su primera esposa, Lillian Machnivitz, se
divorció de ella. En la actualidad, casado con Grace Palermo, vive, según
propia expresión, «la vida de un epicúreo», alternativamente, en el suntuoso
castillo que posee en las afueras de Cannes, Francia, y en su domicilio de
Beverly Hills, California, en los Estados Unidos. En cuanto a sus preferencias
literarias, no se cansa de repetir que la lectura que más le apasiona es la de
los libros de ciencia-ficción. Sólo pone por encima de éstos su gran devoción
por las novelas de John Steinbeck, el autor que siempre ha admirado más.
E.P.
Edición no abreviada
Licencia editorial para Círculo de Lectores por cortesía de Ultramar Editores
1ª edición: 7.000 ejemplares
Impreso en offset en La Prensa Médica Argentina S.R.L., Junín 845, Capital Federal, noviembre 1975
Sólo dos décadas han transcurrido desde que Harold Robbins dio a luz su primera novela. No obstante, en la actualidad tiene asegurada una renta de veinte a veinticinco millones de pesetas anuales por derechos de autor, y su nombre —que tardó treinta años en ser su nombre— se ha hecho famoso en todo el mundo como novelista.
He aquí explicado en detalle lo acontecido. Harold Robbins nació el 21 de mayo de 1916, en uno de los sectores más modestos de Manhattan. Hijo de padres desconocidos, en el registro civil fue inscrito con el nombre de Francis Kane, nombre que justamente el escritor dio al protagonista de su primera novela. Su infancia y adolescencia transcurrieron bajo la custodia de un orfanato católico de la ciudad de Nueva York. Acogido sucesivamente en el seno de distintas familias, fue adoptado finalmente por la de un droguero de Manhattan, de quien recibió el nombre de Harold Rubin o Rubins, según las fuentes de información. Fue a los treinta años de edad cuando, al iniciar su carrera de escritor, prescindiendo para siempre del nombre de Rubin o Rubins, adoptó el seudónimo de Harold Robbins que acabó por ser su legítima denominación.
A los quince años, Robbins había abandonado los estudios cursados hasta entonces, a la vez que tomaba la resolución de ganarse la vida por sus propios medios, renunciando a la protección de sus padres adoptivos. Alquiló un cuarto en una casa de Harlem y, luego de ocuparse en diversos empleos, fue a parar de tenedor de libros en unos grandes almacenes de productos alimenticios. En el ejercicio de este empleo y al producirse una crisis económica en el país, fijó su atención en el hecho de que determinados productos almacenados como sobrante en algunas partes, eran objeto de insistentes demandas en otras. Decidido a participar directamente en los negocios, pidió prestados ochocientos dólares, aprendió a pilotar un avión, alquiló un aparato y con éste voló de Nueva York a las Carolinas, Virginia, Kentucky y otros lugares, y viceversa, comprando y vendiendo importantes partidas de maíz, legumbres y otros productos. A los veinte años era millonario por primera vez. Tres años después, sufría un grave error en sus especulaciones comerciales y perdía todo el dinero ganado anteriormente.
En 1940 hallamos a nuestro autor, con un sueldo de treinta y siete dólares a la semana, otra vez de tenedor de libros, pero ahora en la casa productora cinematográfica Universal. Experto en contabilidad, pronto descubre que la empresa sufría una merma en sus beneficios a causa del pago indebido durante años de una sobretasa fiscal, y logra para Universal Pictures el reintegro de aquellas cantidades. Éxito administrativo que equivale a que sea designado para ocupar cargos dirigentes en la planificación presupuestaria de la casa. Sin embargo, en 1946 dimite de estas funciones administrativas y propone a la propia Universal Pictures que le compre los derechos de filmación de las novelas que va a escribir. Aceptada la oferta para la primera obra, Harold Robbins se convierte en el novelista cuya fama es notoria en todos los países cultos del mundo. Hoy, además de ser el escritor mejor pagado, porque sus lectores se cuentan por millones en todos los idiomas a que ha sido traducido, las cadenas de T.V. y productoras cinematográficas se disputan sus obras literarias. Inusitado y rápido triunfo que tiene por causa en buena parte el que, dice el propio Robbins, «soy un escritor popular, para toda clase de públicos; porque describo el mundo de hoy y las gentes que veo, y porque no me gusta escribir sobre mí mismo».
Todo lo dicho, sólo con unas pocas novelas, que son las tan celebradas Traficantes de sueños, Una lápida para Danny Fisher, Nunca me abandones, Avenida del Parque 79, Los insaciables, El precio del placer, Los profanadores del amor, No amarás a un extraño, Los aventureros, Los herederos y El Pirata.
E.P.
ADAPTACIÓN A LA TELEVISIÓN:
Ken Annakin dirigió la adaptación a la televisión de la novela de Robbins en 1978. The Pirate tuvo una duración de 4 horas y contó con las actuaciones de Franco Nero (Baydr Al Fay), Anne Archer (Jordana Mason), Olivia Hussey (Leila), Ian McShane (Rashid), Christopher Lee (Samir Al Fay), Michael Constantine (Yashir), James Franciscus (Dick Carriage), Armand Assante (Ahmed), Stuart Whitman (Terry Sullivan) y Eli Wallach (Ben Ezra). En español se conoció como El pirata.
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