Autor: Bob Woodward (1943-)
Título original: Veil : the secret wars of the CIA 1981-1987 (1987)
Traducción: Cristina Sardoy
Cubierta: Mario Blanco
Editor: Editorial Sudamericana (Buenos Aires)
Fecha de edición: 1988-06
ISBN: 978-950-07-0499-1 (950-07-0499-4)
Estructura: prólogo, 25 capítulos, “Cronología de la
acción encubierta en América Central”
Información sobre impresión:
Esta edición de 5000 ejemplares se terminó de imprimir en la
Prensa Médica Argentina, Junín 845, Buenos Aires, en el mes de junio de 1988.
Información de contracubierta:
“Todos dicen siempre más de lo que se supone que dirán”, le
confió el director de la Agencia Central de Inteligencia a Bob Woodward en una
de las múltiples entrevistas llevadas a cabo para la realización de este libro.
Woodward ha compilado un documento sin parangón referido a la CIA, su director
y el gobierno de Estados Unidos, utilizando para ello cientos de fuentes internas
e informaciones secretas.
William J. Casey, supervisor de la campaña presidencial de
Reagan en 1980 y director de la CIA de 1981 a 1987, ayudó a definir las
aspiraciones de la administración de Reagan respecto de la política exterior de
un modo tan cabal que esta etapa podría ser clasificada en el futuro como una
era. Al maniobrar con plena libertad de acción alrededor de los poderes
centrales de Washington, Casey se convirtió sin duda en el más poderoso de los
directores de la CIA en los cuarenta años de historia de la Agencia. Operaba
confortable y confidencialmente, encomendando y complotando secretas guerras de
expansión y conciliábulos clandestinos. Vinculados por generación y filosofía,
Reagan y Casey constituyeron un equipo que amenazaba reformar la apariencia del
mundo.
VEIL es la narración de las guerras que fueron libradas en
esa atmósfera secreta por la CIA y que se transformaron en piezas centrales y
en eventuales bombas de tiempo de la política exterior norteamericana durante
la década del 80.
Bob Woodward muestra cómo, desde los primeros días de la
administración de Reagan, los contras nicaragüenses, el terrorismo, Irán y
Libia, se convirtieron en obsesiones para el Presidente de los Estados Unidos y
el director de la CIA. La traición, el soborno, e incluso el asesinato, fueron
incorporados como meros instrumentos. He aquí, además, el retrato de un jefe de
espías que rivaliza —por su astucia, su fanatismo, su intemperancia— con
aquellos que nos ofrecen los libros de ficción.
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