Autor: James Hadley Chase (1906-1985)
Título original: The
vulture is a patient bird (1969)
Traducción: Kicsi Schwarcz
Ilustración
de cubierta: José Bonomi
Editor: Emecé Distribuidora (Buenos Aires)
Edición: 1ª ed.
Fecha de edición: 1976-03
Descripción
física: 218 p.; 11x18,5 cm.
Serie: Colección El séptimo
círculo #284
Estructura: noticia, 9 capítulos
Información sobre impresión:
Buenos
Aires, marzo de 1976
Primera
edición: 18.000 ejemplares.
Editor y
distribuidor: Emecé Distribuidora, S.A.C.I.F. y M. - Alsina 2061, Bs. As.
Impresor:
Compañía Editora Argentina S.A. - Alsina 2049, Bs. As.
Información de contracubierta:
Kahlenberg,
millonario y obsesivo coleccionista de objetos de arte, le roba a un
coleccionista rival un famoso anillo envenenado que perteneció a César Borgia.
El museo
de Kahlenberg está escondido en la cordillera de Drackensberg y sólo puede ser
alcanzado a través de peligrosas ciénagas y la densa selva de Basutoland.
Un
criminal, un contrabandista y un cazador, junio con una hermosa mujer, que ha
de actuar como su caballo de Troya, son contratados para recobrar el anillo. El buitre paciente es la
apasionante historia de sus aventuras y demuestra una vez más que muy pocos
escritores pueden llegar al nivel de Chase en el manejo del suspenso.
Noticia
de página preliminar:
James
Hadley Chase nació en Londres en 1906. Está casado con Sylvia Ray. Estudió en
Rochester y vivió durante un tiempo en Francia. Fue director de la revista de
las Reales Fuerzas Aéreas. Ha escrito más de cincuenta novelas policiales, que
lo han colocado a la cabeza de los escritores del género. Es para muchos
críticos el “Maestro”, tanto por su estilo como por su inventiva. Según un
crítico francés de “La Revue de Paris” es uno de los pocos escritores de
novelas de intriga que siempre está en condiciones de contestar
inteligentemente la pregunta: “¿Qué ocurre después?” Entre sus obras podemos mencionar: A Lotus for Miss Quon, What’s Better than Money?, A
Coffin from Hong Kong, Just Another
Sucker, One Bright Summer Morning, The Way Cookie Crumbles, An Ear to the Ground, The Whiff of Money, Like a Hole in the Head, Not
Safe to be Free, Want to Stay Alive?, You Are Lonely When You’re Dead, You’re Dead without Money, Lay her among the Lilies, etcétera. Gran parte de sus novelas han sido llevadas al
cinematógrafo en Francia, Inglaterra, Italia y Alemania. Ha publicado, asimismo,
numerosas novelas policiales con el seudónimo de Raymond Marshall.
MI COMENTARIO:
El
buitre paciente es una novela atípica en la obra de
James Hadley Chase. A diferencia de su mundo de policías, detectives privados,
espías gubernamentales, ladrones y maleantes varios, este relato es una
combinación de historia de mercenarios, viaje de aventuras por lugares exóticos
y novela de espionaje corporativo, todo dentro de la atmósfera noir que Chase imponía a sus novelas.
De un lado está Armo Shalik, un brillante
empresario del espionaje privado. Chase cuenta así la historia de su ascenso:
Unos
diez años atrás, Armo Shalik, harto de su forma mezquina de vida, informó por
medio de un discreto aviso en un diario egipcio, que estaba dispuesto a aceptar
cualquier trabajo, que presentara dificultades, por una paga razonable. Recibió
sólo una contestación, pero fue suficiente, ya que su cliente era un príncipe
árabe que deseaba obtener informaciones secretas concernientes a un futuro
convenio de petróleo entre un rival suyo y una compañía de petróleo americana.
Usando el dinero del príncipe y su propio cerebro, Shalik consiguió la
información. El convenio le reportó 10,000 dólares netos, una paga
suficientemente modesta, pero el príncipe quedó agradecido y corrió la voz de
que si se estaba en dificultades, si se quería obtener información secreta,
Shalik era el hombre que había que consultar.
Al año
siguiente, con el capital que había ahorrado, se mudó a Londres. Adquirió una
pequeña lista de clientes muy adinerados que lo consultaron continuamente. El
dinero, por supuesto, no era ninguna objeción. Los honorarios de Shalik se
elevaron bruscamente, pero siempre ahorraba. Entre sus clientes estaban tres
petroleros millonarios de Texas, cuatro príncipes árabes, dos mujeres americanas
enormemente ricas, un magnate griego, un despachante de aduana y una cantidad
de industriales ingleses, franceses y alemanes.
A menudo
decía:
—Nada es
imposible teniendo una cantidad ilimitada de dinero y cerebro.
Se
detenía para mirar fijo a su cliente.
—Usted
suministrará el dinero... yo el cerebro.
Del otro lado se encuentra Max Kahlenberg, un
excéntrico y misterioso millonario, coleccionista de alto vuelo, que vive
recluido en su fortaleza de las montañas de Drakensberg, en Sudáfrica.
Es enormemente
rico [cuenta Shalik]. Tiene un apremio compulsivo por adueñarse de los mejores tesoros de
arte que puedan caer en sus manos. Es extremadamente inescrupuloso. Tiene una
cadena de ladrones expertos en arte que trabajan para él. Han robado objetos de
arte de los más grandes museos, y hasta del Vaticano, para llenar su museo, el
que, sin duda es el mejor del mundo. [...] Conocí a su padre, un alemán
refugiado de la primera guerra mundial, que se encontró rico, al descubrir una
de las más grandes minas de oro, justo en las afueras de Jo’burg. El viejo Karl
Kahlenberg era astuto y nada tonto. Invirtió bien el dinero y ordeñó su mina
hasta que estuvo seca. Por lo que oigo, terminó con millones. Se casó con una
chica del lugar cuando tenía más de sesenta años. Lo hizo porque quería un hijo
que continuara el apellido. Lo tuvo: Max Kahlenberg. Hubo un verdadero misterio
alrededor de su nacimiento. Ninguno, excepto el médico y la enfermera vio el
bebé. Hubo rumores de que era anormal... algunos hasta dijeron que era un
monstruo. De todos modos, ninguno posó sus ojos sobre el bebé. El viejo murió
en un accidente en una cacería. La señora Kahlenberg se mudó de Jo’burg y
construyó una casa en el corazón de la cordillera de Drakensberg. Continuó
escondiendo a su hijo, apartándose de todo contacto social. Murió hace unos
veinte años atrás. Max Kahlenberg sigue siendo un recluso. Se supone que es tan
inteligente como el padre. Agrandó la casa que construyó su madre. Tiene
alrededor de cien millas cuadradas de selva rodeándola y emplea una cantidad de
zulúes entrenados, para mantener a los excursionistas, turistas y boquiabiertos
alejados de la casa.
Kahlenberg tiene en su poder el anillo de
César Borgia, una reliquia de valor inconmensurable. Shalik contrata a tres mercenarios,
Lew Fennel, Kennedy Jones y Garry Edwards, para que penetren la mansión del
multimillonario y roben la sortija. Los tres irán a Sudáfrica acompañados de Gaye
Desmond, su colaboradora y espía, una modelo especialista en “sexpionaje”, que
le reportó grandes ganancias con su trabajo. Lo que no sabe Shalik es que Kahlenberg
conoce sus planes, ya que se infiltró en su organización mediante Natalie
Norman, su propia secretaria. Ella fue chantajeada por Charles Burnett,
presidente del National Bank de Natal (propiedad de Kahlenberg), utilizando a Daz
Jackson, un vividor que se encargó de seducir y enamorar a Natalie para
finalmente presionarla y exigirle dinero, el cual pudo obtener con Burnett, a
cambio de realizar grabaciones secretas de las reuniones de Shalik. Después que
Natalie entregó a Burnett las cintas que revelan el plan de robo del anillo,
Burnett le paga como había acordado; sin embargo, luego de tomar el dinero, Daz
la abandona cínicamente, rompiéndole el corazón. Natalie, deprimida, se suicida.
Chase lo cuenta con el estilo noir
desalmado que lo caracterizaba:
Fue a la
cocina moviéndose lentamente como una sonámbula y encontró un pequeño y afilado
cuchillo de cortar verduras. Llevándolo consigo, se detuvo para echar cerrojo a
la puerta principal, luego entró al baño. Abrió las canillas de la bañadera y
se quedó parada en un oscuro aturdimiento hasta que estuvo medio llena de agua
templada. Tiró los zapatos y se metió dentro. Su pollera tableada se infló y la
presionó hacia abajo. Sintió el remojo reconfortante del agua en su
desesperanzado cuerpo, a través de sus ropas.
Se quedó
inmóvil. ¿Dolería? Decían que era la forma más fácil de morir. Apretando los
dientes, llevó la amada hoja hacia la muñeca izquierda. Cortó hondo y contuvo
un llanto de dolor. El cuchillo se le escapó de la mano. Por un breve instante,
miró el agua que la rodeaba, que ahora se ponía rosada y se iba oscureciendo,
luego cerró los ojos.
Se quedó
allí tendida, pensando en Daz con su hermosa cara y su largo pelo enrulado y su
hermoso y fuerte cuerpo hasta que lentamente se deslizó fuera de la vida, una
vida que ya no le servía.
Shalik se entera de la muerte de la chica y de
la existencia de las cintas; de todas formas, decide seguir con sus planes. Los
mercenarios y Gaye viajan a Sudáfrica. Después de un tortuoso viaje —donde
Fennel incuba la venganza por intentar propasarse con Gaye sin lograrlo—,
llegan a la mansión de Kahlenberg, quien los recibe amistosamente, tomándolos
como fotógrafos de una revista naturalista. Al intentar la sustracción de la
antigua joya, son atrapados. Kahlenberg no los castiga, sino que les impone un
extraño juego: los libera con la condición de que serán perseguidos por sus
zulúes, luego de un breve tiempo de gracia. Si son incapaces de pasar los límites
de su propiedad, serán asesinados. La huida por selvas y pantanos será atroz.
Además, el anillo de Borgia tiene un secreto: Kahlenberg le agregó veneno para
que renueve su famosa función de matar silenciosamente. La Muerte realizará su
cosecha, hasta llegar al mismísimo Shalik...
El
buitre paciente es una novela poderosa, atrapante, que
mantiene su tono pesimista, con personajes que parecen funcionar sólo por sus
pulsiones de ambición, avaricia y deseo. Chase fue reconocido como el
celebrador del mal. Aquí queda en evidencia ese mote.
ADAPTACIONES AL CINE Y LA TV:
En 1991 se estrenó en la televisión italiana
una película de dos partes basada en la novela de Chase. L'avvoltoio può attendere
fue dirigida por Gian Pietro Calasso; participaron Donald Pleasence (Shalik),
Bruno Bilotta (Kahlenberg), Michela Rocco di Torrepadula, Roland Waden, Valeria
D'Obici, Massimo Serato, Sasha D'Arc, Bruno Corazzari y Luigi Amodeo.
Curiosidad: en 1978, se estrenó en la India
una coproducción indo-norteamericana llamada Shalimar, inspirada
parcialmente en la novela de Chase. Fue dirigida por Krishna Shah. El elenco
combinó actores indios y extranjeros: Dharmendra (S.S. Kumar), Zeenat Aman
(Sheila Enders), Rex Harrison (Sir John Locksley), Sylvia Miles (Countess
Rasmussen), John Saxon (Col. Columbus), O.P. Ralhan (K.P.W. Iyengar, Romeo) y
Shammi Kapoor (Dr. Bukhari). En la India se produjeron varias películas basadas
en la obra de Chase.
No hay comentarios :
Publicar un comentario