Título: América
Autor: James Ellroy (1948-)
Título original: American tabloid (1995) \ N° 1 en la serie “Underworld U.S.A.”
Traducción: Hernán Sabaté
Cubierta: Damià Mathews (diseño); Ramiro Elena (foto)
Editor: Ediciones B (Barcelona)
Edición: 2ª reimpr.
Fecha de edición:
1997-03
Ediciones anteriores: 1ª ed. (1996-11); 1ª reimpr. (1997-02)
Descripción física: 563, 2 p.; 15,5x24 cm.: tela con sobrecubierta
ISBN: 978-84-406-6507-2 (84-406-6507-5)
Depósito legal: BI. 427-1997
Estructura: 5 partes, 100 capítulos, índice
Información sobre impresión:
Impreso por GRAFO,
S.A. - Bilbao
Información de cubierta:
El lector se asoma al abismo y éste le devuelve
su propia mirada.
The New York Review
Información de contracubierta:
Intensa y exuberante... excelente. Trama de
alto octanaje... un libro poderoso... el lector se queda sin aliento,
estremecido y dispuesto a cambiar su punto de vista sobre la historia reciente
de América. Sunday Telegraph
Ellroy es insuperable cuando ilustra la
brutalidad y la crueldad del mundo... la tensión claustrofóbica del drama es a
la vez insoportable y adictiva, como si Ellroy te cogiera por el gaznate
durante tanto tiempo que casi empezara a gustarte. Arena
Se dice que Ellroy documenta el submundo de
América, pero nada de eso. Muestra las bambalinas, el escenario, la sangre y
las entrañas. Sunday Times
Información de solapas:
James Ellroy nació en 1948 en Los Ángeles. Hijo
de padres divorciados, a los diez años sufrió la pérdida de su madre, que murió
en extrañas circunstancias. A partir de entonces su vida fue desordenada e
incluso tuvo serios problemas de alcoholismo. En 1979 empezó a su novela Réquiem por Brown y ya no dejó de escribir. A partir de 1984 se dedicó de lleno a la
escritura. El éxito le llegó con La dalia negra, basada en un caso real no resuelto que tenía algunas similitudes con
el asesinato de su madre. Luego siguieron El gran desierto, L.A. Confidencial y Jazz blanco. Las cuatro
conforman el Cuarteto de Los Ángeles
y ofrecen una vasta visión del crimen durante décadas de los cuarenta y cincuenta.
La versión cinematográfica de L.A. Confidencial —interpretada por Kevin Spacey— se encuentra terminada. Actualmente,
además de estar preparando el guion de Jazz blanco, trabaja en la Trilogía americana, de la cual América es la
primera novela. Pero además tiene otro proyecto narrativo y cinematográfico, My
Dark Places, en el cual, con la ayuda de
un detective privado, recrea la investigación de la muerte de su madre.
James Ellroy no se permite concesiones. Cultiva
un estilo directo, mordaz, telegráfico, violento. Busca la complejidad. Exige
del lector que se pregunte, que suponga, que especule. Pero el esfuerzo tiene
su recompensa. Sea por la fría poesía que descarga su prosa, por el cuidado
meticuloso y estudiado con que dosifica la información, por la ambigüedad y
oscuridad de sus personajes, por la violencia que es capaz de comunicar o por
la ambición de su proyecto literario. Es de una contundencia escalofriante
cuando afirma que si antes quería ser el mejor escritor de novela criminal de
todos los tiempos, ahora desecha el adjetivo «criminal», simplemente desea ser
el mejor novelista norteamericano: «Como escritor de novela criminal corrí
todos los riesgos que un escritor puede correr, y resultó ser un éxito. Mi
primer agente y varios editores han insistido en que escribiera libros menos
complicados con personajes más comprensivos, que escribiera novelas más cortas.
Nunca quise hacerlo... Me gustan los grandes escenarios. Me encantan los libros
largos y las historias complejas. Busco que cada palabra tenga un significado,
que cada gesto sea rico en sentidos, que cada línea de diálogo resuene en tres
niveles distintos.»
Con América, Ellroy sucumbe a la
fascinación que el periodo de los cincuenta y sesenta ha provocado en todos los
grandes escritores de su país. Pero él es diferente incluso cuando escribe
sobre algo de lo que ya se ha hablado mucho. La libertad y la irreverencia con
que acomete el proyecto le permiten recrear los aspectos más sugerentes y
prohibidos de un periodo que levantó ampollas en su momento. La helada
violencia y el sabor de su prosa despojada y marginal consigue apoderarse de
una época que ya se ha convertido en mítica. «Quiero provocar, encandilar,
obsesionar al lector con mi propia obsesión. Éste es un libro obsesivo sobre
hombres obsesivos, sobre una época obsesiva.»
MI COMENTARIO:
No soy de abandonar la lectura de una novela, pero tuve
que hacerlo con América en el
capítulo 15. El estilo de Ellroy me resultó insoportable: tiene una capacidad tremenda para emparejar todo, pero hacia abajo. América es una mezcla de personajes
graves pero en el fondo huecos, situaciones infantiles entre gente grande y el
uso suntuoso de documentación falsa que no agrega nada (incluso resta en alguna
ocasión). La novela es un moribundo con respiración artificial, donde sólo llega
sangre al corazón cuando hay algún hecho de violencia y asesinato; es ahí donde Ellroy se muestra virtuoso, además de popular (en las reseñas que lo ponderan
positivamente, casi siempre se destaca su manejo de la sangre vertida y la
muerte). Ahora, donde hace agua de forma irreversible es cuando se mete con el
sexo: allí se comporta con una idiotez que ofende a cualquiera que tuvo aunque sea un orgasmo
en su vida (cosa que uno duda del autor ante semejante evidencia). La lectura
de esos pasajes me produjo un morbo pasajero: después de leerlos, miraba la
foto del autor que está en una de las solapas de la sobrecubierta de esta edición. “Con
esa cara, ¡obvio!”. En fin, es cierto que tiene un par de tramas de espionaje
que se cruzan (J. Edgar Hoover espiando al Comité McClellan, Bobby Kennedy espiando
a la Mafia, en una guerra secreta entre los dos), pero no tengo fuerzas para
llegar al desenlace (para colmo, ¡hay dos secuelas!). Si alguien quiere contármelo, se lo agradeceré. Para no
parecer tan negativo, me doy la chance de creer que las primeras novelas
policiales de Ellroy son más auténticas.