Autora: Martha Albrand (1914-1981)
Título
original: After
midnight (1948)
Traducción: María Luisa Martínez Alinari
Cubierta: Italo Cirimele
Editor: Editorial Guillermo Kraft (Buenos Aires)
Fecha
de edición: 1955-01-30
Serie: Colección Petrel #11
Estructura: 7 capítulos
Información
sobre impresión:
Este
libro se acabó de imprimir en Buenos Aires, en los Talleres Gráficos de
Guillermo Kraft Ltda., Soc. Anón. de Impresiones Generales, Reconquista 319, el
día treinta de enero de 1955
Información
de cubierta:
Un
americano y una aristócrata italiana:
Un
romance de amor.
Información
de contracubierta:
EL
ROMANCE DE
Un
americano y
Una
aristócrata italiana
UNA
HISTORIA DE
Amor,
Traición
y
Venganza.
La pluma
de Martha Albrand, escritora norteamericana, despliega en este libro su
inagotable vena novelesca que entretiene y deleita al lector hasta su final
dramático, en forma que la hace acreedora de la inmensa popularidad de que goza
en su patria.
MI COMENTARIO:
MI COMENTARIO:
Webster M. Carr,
apodado Webb, es un abogado estadounidense que va a Italia a investigar la procedencia de un
cuadro de Tiziano, que un rico cliente quiere comprar, pero que parece haber
sido robado y sacado de Italia en condiciones ilegales. Webb se dirige a una
isla de un lago cercano a la frontera suiza, donde habita la aristocrática
familia De Cresti. Ese lugar le es conocido: allí había cumplido una misión de
infiltración durante la Segunda Guerra Mundial, y se había enamorado de Julia
de Cresti, heredera de la familia. Siempre creyó que Julia había sido asesinada
por los alemanes, pero para su sorpresa, la encuentra viva y aún enamorada de
él. Eso es lo que parece ser... Sin embargo, luego de la charla con un mozo del
pueblo, sospecha que ella pudo haber sido la traidora que entregó al enemigo a su grupo comando y a sus partisanos italianos, poco antes del armisticio.
Hay otros personajes de aquella época que también entran en la lista de
sospechosos. Sin embargo, los lugareños en su momento acusaron de esa traición
y como castigo mataron a Augusto, íntimo colaborador de Webb, extendiendo una mancha de
exclusión social a su mujer y sus hijos. Webb se lanza a una triple misión:
descubrir quién es el culpable (para así encarar con la verdad su relación con
Julia), dar con el verdadero dueño del Tiziano y exculpar a Apolo, hijo de
Augusto, acusado de un asesinato del que le será difícil librarse, debido a la
imagen de traidor de su padre. Estos tres enigmas parecen conducir a la misma persona,
el hermano de Julia, Carlo, el único representante masculino de la familia De
Cresti y el verdadero amor de la chica. Una charla con un cura del lugar corta el
nudo gordiano, y Webb encontrará la verdad y la justicia... pero perderá el
amor.
Después de medianoche es una novela gótica, un género que se cultivó
mucho en los países del norte entre los años 50 y 70, y que derivó en la
moderna novela romántica y abonó la novela de terror actual. Sus ingredientes
principales hacen acto de presencia: un castillo, lugares oscuros, encuentros sociales
en cuartos tenebrosos, pasadizos, brumas, tormentas omnipresentes, la
adivinación a través de juegos de cartas, un romance imposible... Hasta un cierto erotismo
aristocrático:
Albrand logra una densidad atractiva, diálogos seductores y situaciones fatales. Elabora con gran acierto el clima de tensión que en aquellos días de la posguerra existía entre los norteamericanos vencedores y optimistas, y los europeos devastados por sus conflictos pasados, inquietos a la hora de dejar las viejas tradiciones y olvidarse de los árboles genealógicos.
Carlo se
hallaba en su tocador, tumbado en un ancho diván, cubierto en parte con una
delgada sábana de hilo. Su piel resultaba muy tostada en contraste con la
blancura de la sábana y, al erguirse, Angelina vio marcársele los músculos del
brazo. Nunca se cansaba de mirar su cuerpo y de aspirar los olores de una
habitación enteramente masculina: el acre perfume de agua de colonia y jabón,
tabaco y licores fuertes. Sabía que no era la única y cuando Carlo no estaba
allí, penetraba con cualquier pretexto en la habitación, larga y estrecha.
Lucrecia solía atravesar el corredor y entrar con su silla de ruedas en la
pieza, permaneciendo allí un rato, silenciosa con las aletas de la nariz
ligeramente agitadas. Hasta la misma Francesca de Cresti, camino del piso bajo,
inventaba una excusa, y so pretexto de cerciorarse de si había las toallas
suficientes, o los armarios estaban bien ventilados, pasaba algunos minutos
entre los objetos privados de su nieto.
Albrand logra una densidad atractiva, diálogos seductores y situaciones fatales. Elabora con gran acierto el clima de tensión que en aquellos días de la posguerra existía entre los norteamericanos vencedores y optimistas, y los europeos devastados por sus conflictos pasados, inquietos a la hora de dejar las viejas tradiciones y olvidarse de los árboles genealógicos.
Realmente me
gustó mucho. A pesar de los muchos errores de impresión y de hasta algún faltante en
el texto, la recomiendo a quien pueda encontrarla para repasar un género que,
al parecer, dio obras muy interesantes. Es un verdadero crimen editorial que
casi no se haya traducido al español la obra de Martha Albrand, quien parece
que fue la escritora que mejor combinó lo gótico con el espionaje tan de moda
tras la Segunda Guerra Mundial.
2 comentarios :
Me encantan este tipo de portadas.
Están muy buenas. Lástima que no sé quién las dibujó en muchos casos.
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